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Más que várices y arañitas: destacan la importancia de tratar las enfermedades venosas

Las afecciones veno-linfáticas pueden tener gran impacto en la calidad de vida. Pautas para tratarlas y prevenirlas.

El aspecto estético es solo una consecuencia. Detrás de las famosas arañitas o várices puede en realidad haber un trastorno venoso, que tiene el potencial de afectar severamente la calidad de vida, hasta llegar a ser incluso discapacitante. En ese marco, los expertos alertan sobre la importancia de detectarlas a tiempo para poder tratarlas, y así evitar su progresión.

¿De qué se trata la enfermedad venosa crónica (EVC)? Es un trastorno que afecta a las venas, que son las encargadas de retornar la sangre hacia el corazón. El funcionamiento inadecuado de sus válvulas, ubicadas en las piernas, provoca inflamación y cambios en la piel.

En estos casos, las paredes de las venas se debilitan, las válvulas se dañan, haciendo que las venas permanezcan llenas de sangre. Pesadez, hinchazón, “arañitas”, hormigueo, y várices son algunos de sus síntomas.

Con la llegada del verano y del calor, la sintomatología se intensifica y puede aparecer con mayor prominencia, generando preocupación aunque también acarrea una dimensión social: la vergüenza.

Un trastorno agudizado en pandemia

El aislamiento social influyó en las condiciones de quienes viven con estos trastornos, y no para bien: el mayor grado de sedentarismo y sobrepeso son factores críticos para estas afecciones, sumados a las demoras en la atención y la falta de chequeos, lo que acentúa una estadística poco alentadora: sólo 1 de cada 4 personas consulta a un médico y es tratada.

El sedentarismo y el sobrepeso constituyen factores críticos para estas afecciones. Foto Shutterstock.

El sedentarismo y el sobrepeso constituyen factores críticos para estas afecciones. Foto Shutterstock.

“Durante los meses de aislamiento social, las consultas se vieron francamente disminuidas“, admite Mabel Bussati, especialista en Flebología y Linfología del Hospital de Clínicas de Buenos Aires.

“En el hospital apuntamos a la educación del paciente y al autocuidado. Además de indicarles que debían continuar con sus tratamientos, dictamos talleres teórico-prácticos en los que informábamos al paciente sobre cómo vendarse, les dimos tips para la higiene de la piel y el cuidado de las heridas, les indicamos ejercicios personalizados. Esos pacientes pasaron la pandemia sin complicaciones”, relata.

Su impacto no es menor: los síntomas más comunes de la EVC suelen manifestarse en 8 de cada 10 personas en el mundo, y son: pesadez, hinchazón, arañitas, hormigueo y várices.

La incidencia de estos trastornos en personas que atraviesan la infección por coronavirus también es importante: “El riesgo de trombosis venosa profunda en pacientes con COVID ascendió al 14%, aproximadamente, y en aquellos críticos, internados en la unidad de cuidados intensivos, ascendió al 40%”, precisa Bussati.

Todas estas cuestiones serán abordadas en el marco del “Primer Congreso para pacientes portadores de enfermedades venosas y linfáticas”, espacio en el cual se discutirán las dudas más frecuentes sobre estas patologías. Será abierto a la comunidad, a distancia, con inscripción previa, y se realizará el 25 y 27 de septiembre. Los interesados pueden escribir a info@congresoflebologiayestetica.com o ingresar directamente a través de Facebook.

¿Cómo tratarlos?

Si bien los trastornos venosos no tienen cura, sí pueden tratarse tanto para mejorar su apariencia, como para evitar que se propaguen. Los tratamientos son diversos y dependerán de múltiples factores, entre ellos, la enfermedad que presenta el paciente, el estadío de la misma y las decisiones que se tomen junto al equipo médico que intervenga.

“En el caso de las várices o las arañitas, se pueden tratar y controlar la progresión con medicación oral y tópica, medias de compresión, medidas higiénico-dietéticas y la terapéutica específica para eliminar los signos de la enfermedad como son la esclerosis, procedimientos endovasculares y cirugías”, explica la médica.

Las medias de compresión, útiles para tratar las várices o las arañitas. Foto Shutterstock.

Las medias de compresión, útiles para tratar las várices o las arañitas. Foto Shutterstock.

Sin embargo, la enfermedad puede evolucionar y complicarse:” Puede aparecer una lesión abierta como la úlcera venosa, con pérdida de piel y de tejidos; el paciente puede sufrir infecciones a repetición, involucrando en el proceso a otros tejidos, como los músculos, las articulaciones y eso lleva a la discapacidad “, alerta.

“Es una enfermedad crónica -continúa-, el paciente tiene que convivir con la enfermedad y su tratamiento durante largos períodos, impactando en su calidad de vida”, detalla.

Por eso, la importancia de consultar a tiempo, así como no discontinuar los tratamientos.

Vacuna y trombosis

Mucho se habló en el último tiempo sobre los riesgos en cuanto al desarrollo de trombos asociados a la aplicación de la vacuna contra el COVID-19.

“Fue una consulta recurrente por parte de los pacientes. Nosotros les aconsejamos a los que tienen el turno que se vacunen con la opción que se les ofrezca, sin importar la marca. En el único caso que recomendamos diferir la vacunación es ante un cuadro de fiebre asociado a alguna infección aguda”, aconseja Bussati.

Y aclara: “La evidencia indica que el riesgo de trombosis es el mismo en pacientes no vacunados y en pacientes vacunados. El paciente que tiene várices no tiene un riesgo mayor de padecer trombosis tras la vacunación contra la COVID-19. La presencia de enfermedad venosa crónica implica en sí misma un mayor riesgo de padecer trombosis”.

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