Puede presentarse con síntomas aislados o ataques intensos. La mitad de quienes la padecen sufren también migraña.
Puede aparecer a cualquier edad y de manera repentina. Por eso, ante síntomas como mareos, vértigo, migrañas, zumbidos y pérdida de la audición, debería considerarse la posibilidad de que se trate de la enfermedad del Ménière.
La Enfermedad del Ménière afecta al oído interno, en general solo a uno, y es una de las causas de la sordera, según indica el sitio de la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos, Medline Plus. Se estima que se producen 75 casos cada 100 mil personas.
“Hay que diferenciar, antes que nada, la enfermedad y el síndrome. El síndrome quiere decir que una persona puede sufrir síntomas similares a los que caracterizan la enfermedad, pero que corresponden a otras patologías, como puede ser la otoesclerosis, por ejemplo”, explica Carolina Binetti, otoneuróloga y jefa del Servicio de Otorrinolaringología del Hospital Británico, donde unas 300 personas se encuentran en seguimiento por este cuadro.
Síntomas frecuentes
Si bien, como se indicó, no hay edades específicas; la otoneuróloga señala que consultan preferentemente personas de entre 40 y 60 años, que en alrededor de la mitad de los casos informan migrañas frecuentes.
Otros de los síntomas más comunes son ataques de vértigo, acúfenos o tinnitus (que es la sensación de escuchar un zumbido, campanilleo o silbido constante o frecuente en los oídos), pérdida de la audición y sensación de tener un oído tapado.
Una de las características del acúfeno, uno de los síntomas más comunes, “es que suena como una máquina, un sonido grave que al inicio puede ir y venir, y después se mantiene constante. Es importante reconocerlo ya que puede estar anunciando una inminente crisis de vértigo”, alerta Binetti.
En este sentido, aclara que las crisis de vértigo pueden durar entre 20 minutos y 12 horas, y -dependiendo de la intensidad- pueden llegar a generar náuseas o incluso vómitos.
“Los síntomas pueden aparecer aislados o todos a la vez“, precisa la especialista. En el caso de que sean todos juntos, estamos ante la presencia de ataques, “que pueden ocurrir sin aviso o luego de un corto período donde la persona sufrió de tinnitus o sintió presión o dolor en el oído afectado”, indica Medline.
“Algunas personas -continúa- tienen solo un ataque de vértigo de vez en cuando, y otras pueden tener ataques más frecuentemente durante varios días. Otras personas con la enfermedad tiene ataques tan fuertes donde el mareo es tan intenso que pierden el equilibrio y se caen.”
¿Causas hereditarias?
Si bien se desconocen las causas por las cuales algunas personas presentan este cuadro, lo cierto es que esta patología puede ser hereditaria en forma dominante, y se investiga si también en forma recesiva (esto significa que solo algunos hijos de determinada pareja de padres podrían heredarla).
En esta dirección, Binetti explica: “Sí bien todavía no hay precisión sobre las causas de esta enfermedad, se están estudiando las áreas cromosómicas de quienes tienen la patología de forma recesiva –cuando los hijos la heredan, pero sus padres la tienen de forma dormida- para evaluar la posibilidad de que se trate de una enfermedad hereditaria”.
El sitio estadounidense indica que puede estar vinculado a los niveles o la mezcla de líquidos en los canales del oído interno.
Sin cura, pero con tratamiento
Esta afección se detecta mediante una evaluación clínica, en la que se analizan los síntomas auditivos combinados con los vestibulares, y una audiometría, luego de que se descarten otros posibles orígenes con una resonancia.
Una vez obtenido el diagnóstico, hay una serie de recomendaciones a seguir, y existen tratamientos farmacológicos por vía oral o a través del oído, que sirven para calmar los síntomas, mejorar la audición y reducir los acúfenos.
El artículo de Medline indica que los medicamentos para el mareo y la toma de diuréticos (pastillas que ayudan al cuerpo a eliminar los líquidos adicionales) pueden ayudar a controlar la enfermedad.
Además, mencionan la alternativa de colocar un aparato en el oído externo que impulsa aire al oído como una medida que puede ayudar, aunque advierten que los casos severos pueden requerir cirugía.
“Cuando se diagnostica hay que tratar de mantener el tratamiento inicial porque está demostrado que sostiene una mejor audición. Inicialmente el tratamiento dura un año y la enfermedad se autolimita con el tiempo”, añade Binetti.
Una vez obtenido el diagnóstico, la profesional aconseja que los pacientes eviten:
- Cambios intempestivos de presión sobre el tímpano, como los que ocurren al tapar y destapar el oído con el dedo
- Lavados de oídos
- Abdominales intempestivos
- Exceso de sal en la dieta