Médicos y otros integrantes de la organización explotaron a mujeres y chicas durante una misión contra el ébola, según un informe interno.
Médicos y otros miembros del personal que trabajaban para la Organización Mundial de la Salud con el fin de prestar ayuda durante un brote de ébola en la República Democrática del Congo abusaron sexualmente o explotaron a mujeres y niñas del país, según informó el martes una comisión designada por el director del organismo.
El Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS, se disculpó directamente con las víctimas -que se cuentan por decenas- y prometió emprender una “reforma total de las políticas y los procesos” para poner fin a la explotación y los abusos en la organización.
Dijo que el organismo rescindiría los contratos de cuatro personas identificadas como los culpables de los abusos y que todavía eran empleados de la OMS y que remitiría las denuncias de violación a las autoridades de Congo y los países de origen de los acusados de mala conducta.
La respuesta al ébola entre 2018 y 2020 “fue una operación grande y compleja en una región sumamente insegura que requirió la contratación a gran escala de personal local e internacional”, dijo Tedros.
“Pero nada de eso es una excusa para la explotación y el abuso sexual. Aceptamos que deberíamos haber tomado medidas más estrictas para seleccionar a los candidatos y garantizar procesos de recursos humanos más eficaces”, agregó.
Los investigadores de la comisión pudieron identificar a 83 personas que estarían implicadas en los abusos, tanto congoleños como extranjeros, según el informe. En 21 casos, los investigadores pudieron establecer con certeza que los sospechosos de abusos eran empleados de la OMS.
Una de las mujeres que denunció abusos, cerca de su casa en Beni, en el este del Congo, en una imagen de marzo pasado. Foto: AP
Burocracia y falta de respuestas
El informe de 35 páginas citaba “claras fallas estructurales” en la respuesta de la OMS a las denuncias de conductas inapropiadas. El documento refleja la imagen de una organización obsesionada con la burocracia y enredada en tecnicismos respecto de las acusaciones de abusos, como quiénes podían acogerse a la protección legal contra la explotación y si una acusación debía investigarse si no se había presentado una denuncia por escrito.
La comisión descubrió que a las mujeres se les había prometido trabajo a cambio de relaciones o se las había explotado sexualmente como condición para mantener el empleo. El informe citaba las historias de mujeres como una identificada como Nadira, que trabajaba en Beni como archivista.
“Para avanzar en el trabajo, tenías que tener sexo”, dijo a los investigadores. “Todo el mundo tenía sexo a cambio de algo. Era muy común. Incluso me ofrecieron sexo si quería conseguir una palangana de agua para lavarme en el campamento base donde nos alojábamos”.
El informe pone de relieve la diferencia de poder entre los empleados de las organizaciones internacionales como la OMS y las personas a las que sirven. Señala que “la mayoría de las presuntas víctimas se encontraban en una situación económica o social muy precaria durante la respuesta”.
Y añade: “De hecho, muy pocas de ellas pudieron completar su educación secundaria y algunas nunca habían pisado la escuela”.
La investigación se abrió después de que The New Humanitarian, una organización de noticias sin fines de lucro con sede en Ginebra, y la Fundación Thomson Reuters publicaran en septiembre de 2020 las conclusiones de una investigación de un año en la que 30 de las 51 mujeres entrevistadas denunciaron haber sido explotadas por hombres identificados como trabajadores de la OMS durante el brote de ébola que comenzó en 2018.
Las denuncias de explotación y abusos pusieron de manifiesto la lucha de las Naciones Unidas contra el problema de la explotación sexual por parte de las tropas de mantenimiento de la paz, que se evidenció en los conflictos de Bosnia en la década de 1990 y en emergencias más recientes en lugares como la República Centroafricana y Haití.
Las 51 mujeres entrevistadas dijeron a los periodistas investigadores que habían sido presionadas para ofrecer sexo a empleados de la OMS y otras organizaciones internacionales de ayuda, así como del Ministerio de Salud de Congo. Sufrían presiones cuando buscaban trabajo y, en ocasiones, los hombres rescindían los contratos de las que se negaban, declararon las mujeres.
Anifa, una de las mujeres que denunció los abusos de empleados de la OMS en el Congo. Foto: AP
Ocho mujeres dijeron haber sido explotadas por empleados del Ministerio de Salud. Otras informaron de encuentros con hombres de agrupaciones solidarias como World Vision, UNICEF y la organización médica ALIMA.
¿Renuncia en el organismo?
Según el informe, Tedros no tuvo conocimiento de las acusaciones hasta que se revelaron en los medios. En una conferencia de prensa celebrada el martes con motivo de la publicación del informe, se le preguntó si, debido a la gravedad de las acusaciones y a que estaba supervisando la respuesta al brote y estuvo en el lugar en numerosas ocasiones, consideraría la posibilidad de renunciar.
“No se me planteó esa cuestión”, dijo. “Probablemente debería haber hecho preguntas. Y como próximos pasos, lo que estamos haciendo es que tenemos que hacer preguntas”.
Tedros dijo que la OMS estaba “tomando medidas inmediatas” para determinar por qué la organización no había detectado y detenido los abusos.
Falta de transparencia
Uno de los factores que, según la comisión, crearon condiciones propicias para la explotación y los abusos fue la falta de transparencia en el proceso de contratación de nuevos empleados para combatir la ola de ébola.
La respuesta al virus, al igual que la respuesta al coronavirus en Estados Unidos y en todo el mundo, creó la necesidad de contratar un gran número de nuevos trabajadores. Esto, según el informe, fue una bendición para los numerosos jóvenes que buscaban empleo. Pero el proceso de contratación no fue competitivo.
“Los trabajadores locales -que constituían más de la mitad del personal de la OMS que prestaba servicio en la provincia de Kivu del Norte- fueron contratados sin licitación”, dice el informe, “abriendo así la puerta a posibles abusos, como incidentes de explotación y abuso sexual, de los que desgraciadamente hemos sido testigos.”
El informe también cita una capacitación “tardía e insuficiente” para erradicar la explotación y los abusos sexuales en la respuesta a la crisis del ébola. La primera sesión de capacitación tuvo lugar en noviembre de 2019, cinco meses después de que el brote fuera declarado emergencia de salud pública internacional.
El informe también concluye que sólo un pequeño número de miembros del personal de la organización -371 de los más de 2.800 desplegados durante el brote- había participado en la sesión de capacitación.