Ezequiel Muth, ex arquero de River, sufrió un engaño increíble. Su pedido viral en Twitter.
De una propuesta que lo hacía volver a ilusionarse con triunfar debajo del arco, a tener que atravesar la peor experiencia de su vida: así fue cómo cambió la realidad del ex juvenil de River Plate, Ezequiel Muth, que cayó en una gran estafa deportiva cuando lo contrataron de un club que, en realidad, no existía.
Corría el 2021 cuando el joven de 22 años -que se había hecho viral por buscar un equipo de fútbol en Twitter tras de quedarse libre en las inferiores del Millonario- se contactó por primera vez con Cristian Martín Echenique, entonces director deportivo del club de Dubai Al Ittifaq, que es real.
Pero esa oferta mutaría en la de un equipo nuevo que terminó por ser un verso riesgoso.
Todo sucedió mientras el arquero jugaba en Al Hilal United, donde llegó luego de varios meses de frustración y trabajo constante para mantener a flote su sueño de seguir con su carrera como futbolista cuando las oportunidades no se le presentaban.
Fue a los seis meses de atajar en dicho equipo que comenzó la primera escena de una película que, si fuera por él, no volvería a ver.
“Me habló un día por Whatsapp y él se presentó como el director deportivo del Al Ittifaq. Es un club que existe, que lo conozco y que lo enfrenté cuando jugué en Al Hilal United. Acordamos y comencé a jugar en agosto del año pasado”, contó Muth en diálogo con La Página Millonaria.
El indicio de una pesadilla ocurrió a la semana: de repente, la promesa de jugar en una institución consolidada pasaba ser la chance de formar parte de un equipo recién surgido del ascenso emiratí.
“Fui para Dubai y a la semana de entrenar con el Al Ittifaq, Echenique discute con el presidente del club porque él había ido con un sponsor que en realidad no existía. Ahí lo rajaron. Entonces nos dijo a los jugadores que había sacado una licencia para fundar un nuevo club y el que no iba con él se tenía que volver a casa”, relató quien se convirtió en una víctima de la situación.
No le quedó otra opción. Sus ahorros ya habían sido gastados en el viaje a dicha ciudad de Emiratos Árabes y regresar no era viable. Entonces accedió a jugar en el nuevo equipo llamado “Gie FC Dubai” de la segunda división.
“Pero cuando salió el fixture del campeonato, nuestro club no figuraba. Él nos había mostrado que tenía la licencia, habíamos hecho una cena festejando que el equipo iba a competir y el equipo no estaba. Y poco después de eso empezaron los problemas financieros“, detalló.
Y continuó: “Empezó a patear el pago de los sueldos estipulados y nos pedía plata a nosotros. Por ejemplo, a mí me pidió 400 dólares. A los representantes de los jugadores les pedía plata para la comida, las visas y el transporte“.
El arquero recordó también que un representante de compañeros paraguayos, que eran alrededor de ocho, “perdió cerca de 50 mil dólares”. “Otro pagó 12 mil dólares la equipación del club”, dijo.
Para conseguir el dinero, el hombre inventaba conflictos: simulaba ser un exitoso empresario y pedía adelantos para poder continuar operando. Pero también llegó a armar situaciones ficticias sobre su salud para tener más ingresos.
“Una noche apareció llorando diciendo que se iba a morir. Estaba totalmente pelado con las cejas peladas, nos contó que tenía cáncer terminal y es todo mentira. Vos ves ahora las fotos de él y tiene pelo, está lo más bien. Te lo juro por mi mamá que fue así”, dijo Muth al portal millonario.
Ahí comenzó el calvario. De un día para el otro, 19 deportistas empezaron a vivir amontonados en un hogar con solo cuatro habitaciones y con poca comida, mientras seguían entrenando por si “aparecía la chance de jugar”. Eran esclavos de la situación irregular.
“Literalmente por un mes y medio lo único que había de comer era huevo, banana, arroz y pollo. Aparte nos quería limitar la comida”, reveló Muth quien aseguró que también era maltratado y que sus compañeros hasta llegaron a recibir golpes de parte del estafador.
La situación límite llegó cuando no tenían dinero para pagarle a una ambulancia ante una emergencia que sufrió uno de los integrantes del equipo. Y con la violencia en el ambiente, todos se complotaron para revelarse contra el hombre, que los estaba dejando abandonados, y huir de la casa.
Meses después Ezequiel pudo volver a sumar minutos en el fútbol, rehizo su carrera y desde febrero es arquero del Tricarico en el ascenso italiano, donde ya atajó en dos encuentros y mantiene su valla invicta.
“No pude hacer una denuncia porque no tenía plata para un abogado. Le diría que todo vuelve, no lo odio, pero deseo con toda mi alma que no se lo pueda a hacer a nadie. No se va a salir con la suya, dentro de poco va a caer”, concluyó sobre el hombre al que le achaca su calvario en Medio Oriente.
El arquero que buscó club por Twitter
En 2019, Muth se había quedado sin opciones. Tras quedar libre en el club donde creció y no encontrar pruebas en otros equipos similares, recurrió a una herramienta que en los últimos años fue de gran ayuda para visibilizar difíciles historias y pedir trabajo: Twitter.
“Me quedé sin club, sin trabajo y sin casa. Lo único que quiero es poder cumplir mi sueño”, escribió en ese entonces el jugador en otro intento por conseguir una nueva oportunidad.
De inmediato, el posteo se viralizó en la red social y comenzaron a llegarle miles de mensajes de apoyo, e incluso ofertas no oficiales.
La publicación la realizó siete meses después de irse de River y sacar un pasaje rumbo a España donde partió cargado de fe. Sin embargo, se encontró con un panorama completamente diferente al que imaginó: entrevistas de trabajo, hospedajes fugaces y una nueva vida alejada del fútbol.
“Estoy buscando club, nunca pensé recurrir a esto, pero si alguien me ayuda se lo agradezco!”, había escrito junto a dos imágenes en las que detallaba su extensa trayectoria.
Mientras las propuestas no llegaban, el joven de 20 años en ese entonces decidió ir a buscar trabajo más allá del deporte. Entonces tuvo un paso por el Málaga C, pero fue temporal.
Ahora llegó la oferta que parecía, de todas, la más acertada. Aunque, por el contrario, terminó siendo su peor experiencia.