La adolescente estuvo ausente de su casa durante tres días antes del raid delictivo del domingo con su novio, Leandro Suárez (30).
Los rumores y chismes vuelan en los barrios populares. “Parece que la pibita que estuvo en el crimen del kiosquero es del barrio”, se comentaba en las pasarelas de Fuerte Apache el último domingo por la noche.
Hasta que al fin del día la noticia se confirmó: “J”, de 15 años, vecina de Matienzo, una villa de pocas viviendas ubicada a metros del monoblock 14, era la pareja de Leandro Suárez (30) en el robo al maxikiosco “Pato”, de Ramos Mejía, en el que Roberto Sabo (48) fue asesinado de cuatro disparos calibre .22.
“¿No es la pibita que ayudaba a sus papás en las ollas populares?”, comenzaron a preguntarse los vecinos cuando la noticia ya era un hecho.
Estaban en lo cierto: Eduardo, trabajador de un hospital del Conurbano, junto a su mujer, organizaban ollas populares durante la pandemia para los vecinos de los monoblocks y alrededores. También colaboraban, y lo siguen haciendo, con un merendero del barrio.
En Fuerte Apache se dice que “J” habría conocido a Leandro en una olla popular. Y que ahí comenzó el martirio para su familia. Que terminó con la noticia del crimen de Sabo.
Hacía al menos tres días que sus padres no sabían nada sobre el paradero de “J”. Se habría escapado de su casa para irse con Leandro, que vivía a metros de la villa conocida como “De los Paraguayos”, también en Tres de Febrero.
“La mamá había pedido ayuda en su perfil de Facebook: ¿si la ven a J. le dicen que vuelva a mi casa? Ellos son una familia numerosa; todos trabajadores. “J” es la única de los 11 hijos que tienen que les generó dolores de cabeza. Pero ella cambió cuando lo conoció a Leandro”, le cuenta a Clarín un vecino de Fuerte Apache, el barrio que en realidad se llama Ejército de Los Andes.
“Lo conoció y ‘se re chifló'”, agrega otro vecino.
”No se dan una idea lo que sufría el papá de “J” por su relación con Leandro. Hizo todo lo que pudo para oponerse a la relación, y que ella no lo vea más. Pero siempre se les escapaba para irse con Leandro”, cuentan en el barrio.
En Facebook, una chica que se describe como la mejor amiga de “J”, le escribió que la extrañaba, refiriéndose al tiempo que llevaban sin verse. “Mi familia”, decía “J” cada vez que subía una foto con Leandro y una chica que sería sobrina de su novio.
El entorno de Leandro confirmó una parte de la teoría de la familia de “J”. Al menos de que andaban juntos hacía cerca de 72 horas. “Miren su cara él estaba muy drogado más de 3 días sin dormir el estaba muy inconciente estaba bajo de los efectos de toda la droga que consumía” (SIC), afirmó una de sus hermanas en sus redes sociales, con una foto de Leandro esposado y detenido. Y lo justificó: “yo lose mí hermano mato un hombre Pero mí hermano no es asesinato´el no estaba consiente ellos 2 estaban en la calle no tenían dónde ir y ella embarazada de 4 meses” (SIC).
En la serie de historias compartió fotos de su hermano con un taladro percutor y ropa de trabajo. “El salió de la cárcel y trabajaba asta que callo en las drogas y devuelta nos trajo muchos problemas pero el consiente no mataría y no haría todo lo que hizo. el bajo los efecto de las droga se lastimaba el salió empastillado de la cárcel porque hay los tiene a todos los preso medicados y el estuvo 6 años preso consumiendo las pastillas y cuando salió nos costó que deje de consumir” (SIC).
Leandro también tenía un perfil de Facebook. Allí se puede leer un comentario (de noviembre de 2019) que hizo en un posteo de una foto que se sacó en la Unidad 19 de Ezeiza, donde estaba preso: “2020 que se agarren desd 2014 3 perdidas familiares escucho voces a lo lejos q m llaman y m gritan por mas de q lo intente lo malo no se me quita yo hijos no tengo tengo una eriida en corazon un vacio q no m me lo va a llenar nadie y una sed de sangre como me gusta”.
A diferencia de “J”, en su familia sí habría otras personas vinculadas al delito: al menos dos de sus hermanos y su madre habrían pasado por la cárcel acusados de robos y tráfico de drogas.