El board dijo en un comunicado que no había evidencias concluyentes de un papel indebido y que reafirmaba la plena confianza en el liderazgo y capacidad de Georgieva.
La directora gerente del Fondo Monetario Internacional, Kristalina Georgieva, obtuvo a última hora de este lunes un respaldo vital del directorio ejecutivo del organismo que la investigaba por un escándalo que la tuvo en la cuerda floja. La búlgara salvó por ahora su cargo, pero queda aún la duda sobre qué tan dañada está su credibilidad para continuar al mando de la institución.
El aval del board llegó justo el día en que comenzó la Asamblea anual del organismo, cuando Georgieva debía liderar paneles y debates sobre el futuro de la economía global. También horas antes de que se reúna con el ministro Martin Guzmán, que está en Washington y que verá con alivio que la jefa del Fondo salvara su cargo porque el Gobierno la considera una aliada en las negociaciones de la deuda.
El board dijo en un comunicado que no había evidencias “concluyentes de un papel indebido” y que reafirmaba la “plena confianza en el liderazgo y capacidad” de Georgieva.
Una investigación de una firma especializada, contratada por el Banco Mundial, afirma que Georgieva, cuando era CEO de ese organismo en 2017, aplicó una “presión indebida” sobre su personal para alterar datos en el ranking “Doing Business” –una lista de competitividad de los países para hacer negocios– con el objetivo de elevar a China del puesto 85 al 78 en el ranking global y así beneficiarla.
Georgieva niega enérgicamente las acusaciones. Pero revistas especializadas como The Economist han señalado directamente que debería renunciar. El Financial Times dice que la credibilidad de la directora se verá perjudicada en posibles decisiones futuras, sobre todo las que involucren a China.
Martín Guzmán junto a Kristalina Georgieva, en marzo.
El board venía reuniéndose casi todos los días por varias horas en la última semana, inclusive el domingo, para recopilar detalles y para escuchar los argumentos de los investigadores y la propia acusada. Tenían la enorme presión de tener la Asamblea encima, con una controvertida Georgieva como protagonista ineludible. Necesitaban tomar una decisión.
En un comunicado el FMI señaló que el Directorio Ejecutivo consideró que la información presentada “no demostraba de manera concluyente que la Directora Gerente desempeñara un papel indebido con respecto al Informe Doing Business 2018 cuando era Directora Ejecutiva del Banco Mundial”.
“Habiendo examinado todas las pruebas presentadas, el board reafirma su plena confianza en el liderazgo y la capacidad de la Directora Gerente para seguir cumpliendo eficazmente sus funciones. El Directorio confía en el compromiso de la Directora Gerente de mantener los más altos estándares de gobernanza e integridad en el FMI”.
“El Directorio Ejecutivo también reitera su propio compromiso de apoyar a la Directora Gerente en el mantenimiento de los más altos estándares de gobernanza e integridad en los datos, la investigación y las operaciones del FMI y confía en la imparcialidad y excelencia analítica del personal técnico del FMI y en los canales sólidos y eficaces del FMI para la queja, la disidencia y la rendición de cuentas”.
En otro comunicado, Georgieva dijo que estaba “complacida de que luego de una revisión de los hechos amplia e imparcial, el FMI señale que las denuncias son infundadas”. “Esto ha sido obviamente un difícil episodio personal para mí”, agregó.
Según trascendió, la búlgara habría conseguido el apoyo de Francia, Gran Bretaña, Alemania, Italia, Rusia y China. Además, la mayoría de los países en desarrollo de África y de América Latina –incluido la Argentina– apoyaban su continuidad sobre todo porque piloteó el reciente aumento del capital del FMI, que les significó una inyección importante de divisas.
Estados Unidos, que con un 16,5% es el principal accionista del Fondo, evitó definirse públicamente y solo había dicho que su responsabilidad es “defender la integridad de las instituciones financieras internacionales”. Japón también tenía dudas.
Pero cuando Estados Unidos decidió dar el aval a Georgieva, el consenso se allanó para habilitarle la permanencia en el cargo. Un comunicado del Tesoro señaló que la secretaria Janet Yellen había hablado con Georgieva y que le dijo que el informe le había generado “preocupaciones serias y legítimas”. Pero que “en ausencia de evidencia directa” sobre el rol de Georgieva no había argumentos para removerla.
Héctor Torres, ex representante de Argentina ante el FMI, dijo a Clarín que “el problema es que esos apoyos políticos no eximen a Georgieva de la acusación de haber manipulado las cifras del “Doing Business” del Banco Mundial”.
Para Torres, “el peor resultado es que conserve el cargo, pero pierda la autoridad necesaria para manejar al staff y para exigirle a los países miembros estadísticas sólidas y creíbles. Lamentablemente ese es un escenario posible”. Y añadió: “Es más fácil conservar el cargo que la credibilidad”.
Martín Guzmán y Miguel Pesce, en una primera ronda de reuniones con el FMI.
Según consignó la agencia Bloomberg, Georgieva le dijo al board que el informe que revelaba el caso “no caracterizaba en forma precisa” sus acciones. Y agregó: “Tampoco mi caracter o la manera que me conduje en toda mi carrera profesional”.
Sin embargo, la revista especializada británica The Economist, que directamente pide la renuncia de la búlgara, señaló que “aunque la señora Georgieva merece simpatía, el episodio no calza bien con su actual rol en el FMI…La cabeza del FMI debe tener capacidad de arbitrar cuando dos de sus más grandes accionistas, EEUU y China, confrontan en una nueva era de rivalidad geopolítica”.
Y agregó: “La próxima vez que el FMI trate de arbitrar una disputa cambiaria o ayude a reestructurar la deuda de un país que ha pedido créditos de China, los críticos del FMI seguramente citarán esta investigación para socavar la credibilidad de la institución”. Y que por eso Georgieva debe renunciar, más allá de que el board decida darle su respaldo.