Mantendrá este viernes reuniones con los ministros de Energía y de Economía brasileños y buscará inversiones ante empresarios locales
Urgido ante la llegada de los meses fríos, el Gobierno apura la agenda de negociaciones bilaterales a tres puntas, con Chile, Bolivia y Brasil, para acordar con los tres países vecinos un esquema que le permita a la Argentina evitar faltas de suministro de gas en invierno, una posibilidad que en el Poder Ejecutivo admiten como posible y que implicaría, en caso de necesitarlo, algún esquema de racionamiento de ese insumo.
En ese marco, la presencia del presidente boliviano Luis Arce y el viaje del ministro de Economía Martín Guzmán a San Pablo, este viernes, serán los dos pasos que el Gobierno espera sean los definitivos para asegurarse un flujo mayor de gas desde los países vecinos. La crisis en los precios de la energía global por la guerra en Ucrania y la escasez de divisas en el plano local obligaron al Poder Ejecutivo a moverse entre naciones vecinas y buscar algún acuerdo que garantice un invierno no tan frío.
La llegada de Arce y la misión relámpago de Guzmán a Brasil tienen un punto en común. A grandes rasgos, el Gobierno busca que Brasil pueda “ceder” parte de las importaciones que hace habitualmente de gas a Bolivia para los meses de invierno y que ese gas pueda tener como destino los gasoductos argentinos.
La presencia del presidente boliviano Luis Arce y el viaje del ministro de Economía a San Pablo serán los dos pasos que el Gobierno espera sean los definitivos para asegurarse un flujo mayor de gas desde los países vecinos
El país que preside Jair Bolsonaro podría generar por fuentes hidroeléctricas -representa dos tercios de su abastecimiento- más energía de lo previsto, lo que daría paso a ese intercambio con la Argentina. En términos prácticos, se trataría de unos 2 millones de metros cúbicos desde Bolivia a las provincias del norte argentino.
La letra final de ese acuerdo es el que tratará de cerrar en las próximas horas Guzmán. El ministro de Economía, pasado el capítulo de la negociación de la deuda tras el acuerdo definitivo con el FMI, se embarcó por orden del presidente Alberto Fernández en gestiones para contar con suministro suficiente de energía para un invierno que será, en términos de costo de abastecimiento- mucho más caro que el de 2021.
Esa tarea que el jefe de Estado del ministro le encomendó al ministro está enmarcada, además, en las fuertes internas que hay precisamente en el área de energía del Gobierno. El secretario de Energía Darío Martínez cuestionó duramente a su superior con una carta pública sobre el envío de fondos para su dependencia con una advertencia directa sobre la provisión de gas para los meses más fríos con mayor demanda.
Por debajo de Martínez, entre los funcionarios de tercera línea, trabaja un grupo de funcionarios que tienen terminal política en la vicepresidenta Cristina Kirchner, principalmente el subsecretario de Energía Eléctrica, Federico Basualdo, el titular de Enargas, Federico Bernal, y la principal directiva del ENRE, Soledad Manin. Guzmán buscó la salida de Basualdo hace poco menos de un año pero no tuvo éxito.
Desde ese momento la relación quedó tensa y más aún cuando el programa económico acordado con el FMI tuvo un capítulo decisivo en la cuestión de las tarifas y la reducción de subsidios. De todas formas, lo que no pudo hacer la política interna lo logró la diplomacia. Esta semana, en la reunión que tuvo Guzmán con el ministro de Energía de Chile Eduardo Huepe, la mitad de la mesa argentina mostró a Guzmán junto con Darío Martínez y el propio Basualdo del mismo lado para negociar una integración energética con el país trasandino.
Este viernes por la mañana comenzará la agenda de Guzmán en San Pablo, donde tendrá como sherpa al embajador argentino en Brasilia, Daniel Scioli. Según informó la representación diplomática argentina en el país vecino, el ministro de Economía se reunirá con el presidente de la Federación de Industrias del Estado de San Pablo (Fiesp), Josué Christiano Gomes da Silva y el resto de las autoridades de la entidad industrial.
Luego de un desayuno inicial, el jefe del Palacio de Hacienda disertará en un seminario que llevará como nombre “Escenario macroeconómico y oportunidades de negocios en la Argentina” y que se desarrollará en la sede de la poderosa federación fabril paulista. Hay, estiman en el ministerio, unos 200 empresarios con presencia confirmada el viernes.
La agenda de Guzmán continuará horas después con dos reuniones bilaterales decisivas para alcanzar un entendimiento con Brasil y redireccionar parte de sus compras de gas desde Bolivia al territorio argentino. Tras el encuentro con ejecutivos, el ministro se reunirá con Bento Albuquerque, ministro de Minas y Energía.
Brasil podría generar por fuentes hidroeléctricas -representa dos tercios de su abastecimiento- más energía de lo previsto, lo que daría paso a ese intercambio con la Argentina. En términos prácticos, se trataría de unos 2 millones de metros cúbicos desde Bolivia a las provincias del norte argentino
“Abordarán la integración energética entre ambos países y el posible envío de gas de Brasil a la Argentina en el próximo invierno para contribuir a cumplir con el incremento de la demanda”, mencionó la embajada argentina en un comunicado.
“Ya tuvimos una reunión con el ministro de Energía de Brasil y Guzmán recientemente en París y va a tener una continuidad el viernes, para ver distintos caminos que nos puedan facilitar la llegada del gas que cubra las necesidades de nuestro país. Ya hay antecedentes históricos, entre 2008 y 2015 Brasil nos enviaba energía y es una manera de ayudarnos a la sustentabilidad del gas”, dijo Scioli. “Una economía como la nuestra que se va recuperando demanda cada vez más gas”, concluyó.
La agenda de Guzmán en Brasil finalizará en la capital de ese país, donde sostendrá una última reunión bilateral con el ministro de economía local, Paulo Guedes, que incluirá cuestiones “sobre la agenda bilateral, así como también sobre la situación económica a nivel global y regional”, mencionaron desde el Palacio de Hacienda. En Brasilia podría estar, entonces, la puntada final del acuerdo para conseguir un flujo de gas que evite un racionamiento a la industria en los próximos meses.