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Encuentran la causa de que el Covid se potencie con la obesidad

Es por una disfunción en las células del tejido graso, donde el virus se replica con comodidad. Los datos muestran un enorme daño extra en estas personas.

Sin contar el inquietante avance de la variante Ómicron, hay que reconocer que el torbellino informativo sanitario se va ordenando a medida que los científicos dilucidan el comportamiento del Covid. Ahora, dos papers estadounidenses clarifican la relación entre esta pandemia y otra mucho más silenciosa, que a su modo mete cizaña: el sobrepeso y la obesidad.

Las publicaciones apuntan que el SARS-CoV-2 estaría especialmente cómodo en el reservorio del tejido adiposo. Más grasa en el cuerpo, peor.

En estos meses se habló mucho de los receptores del virus en los pulmones. Todo indica (pero es “a confirmar”) que, en vacunados con tres dosis, Ómicron no estaría tan cómodo como sus variantes hermanas en las vías respiratorias bajas (una buena, sí), lo que abre la posibilidad de enfocarse en otras variables que también inclinan la cancha epidemiológica.

Una de ellas es la certeza de que el Covid infecta las células de la grasa. Las consecuencias no son buenas.

El exceso de tejido adiposo representa un mayor riesgo de padecer Covid severo. / Foto ShutterstockEl exceso de tejido adiposo representa un mayor riesgo de padecer Covid severo. / Foto Shutterstock

Simplificando una terminología poco empática, basta decir que, ante la infección por SARS-CoV-2, una persona con obesidad podría sufrir un desorden o desequilibrio disfuncional de tipo metabólico, que en la mayoría de los casos podría dar lugar a un segundo desorden, esta vez inflamatorio.

Es la famosa tormenta de citoquinas, esa liberación a priori “bienintencionada” de proteínas para atacar el agente patógeno que, si se da en exceso, termina haciendo daño.

Jorge Quarleri es bioquímico, zambullido en la virología. Es investigador Principal del Conicet en el Instituto de Investigaciones Biomédicas en Retrovirus y Sida (INBIRS). Según aclaró, “la afectación metabólica viene de la disfunción de los adipocitos”. Los adipocitos son las células del tejido graso. El virus se replica en ellas a gusto.

En situaciones normales, esas células cumplen un rol positivo, que es producir distintos tipos mediadores con funciones diversas. Uno de ellos se llama adiponectina y su rol es proteger.

Adipocitos alterados y su rol frente al Covid-19

Pero cuando los adipocitos se infectan (a más grasa, mayor número de adipocitos…), “la adiponectina no será producida en cantidades normales”, lo que termina alterando todo el equilibrio metabólico.

Lo que sigue no es bueno. Una inflamación, ligada a los llamados “macrófagos”. Quarleri explicó que “la alteración inflamatoria deviene de la -aún controversial- capacidad del virus de infectar a los macrófagos que residen en el tejido adiposo”.

Como sea, parece un círculo vicioso: personas con sobrepeso, obesidad o condiciones como diabetes 1 y 2 podrían desarrollar cuadros más graves de Covid. A la vez, el Covid en personas con mucho tejido adiposo podrían manifestar cuadros de hiperglucemia, lo que también puede generar condiciones negativas para superar la infección.

Publicaciones

Todo lo anterior está descripto con muchísimo detalle en dos publicaciones recientes: un preprint difundido a fines de octubre, en vías de ser revisado por pares, que se titula “El SARS-CoV-2 infecta el tejido adiposo humano y provoca una respuesta inflamatoria compatible con el Covid-19 grave” (de investigadores de la Universidad de Stanford, California).

Y, también, “La hiperglucemia en el Covid-19 agudo se caracteriza por la resistencia a la insulina y la infectividad del tejido adiposo por SARS-CoV-2”, resultado del trabajo de expertos del centro médico Weill Cornell, de Nueva York, publicado en la revista Cell Metabolism a comienzos de noviembre.

La alimentación saludable y la actividad física son elementales para que el organismo pueda enfrentar  mejor cualquier tipo de infección. / Foto ShutterstockLa alimentación saludable y la actividad física son elementales para que el organismo pueda enfrentar mejor cualquier tipo de infección. / Foto Shutterstock

Ninguna de las cifras provistas ahí es alentadora. A modo de ejemplo, los datos del Weill Cornell aclaran que la hiperglucemia (una condición común en personas con obesidad) se asoció a un mayor riesgo de intubación en más de 15 veces, y de muerte, en 3,6 veces más, en comparación con pacientes sin hiperglucemia.

La internación media fue más de dos veces más larga para los pacientes con hiperglucemia (10 días contra 5, en aquellos sin hiperglucemia).

Además, los pacientes mostraron mayor riesgo de tener neumonía y Síndrome Síndrome de Dificultad Respiratoria Aguda (SDRA). Al menos 9 veces más.

Conocimiento empírico

Desde el inicio de la pandemia se escuchó en boca de médicos e intensivistas desbordados que claramente había un vínculo negativo entre la obesidad y el Covid grave.

El médico Diego Pereyra, coordinador de la terapia intensiva del Sanatorio Güemes, resumió la cuestión como “la punta de un iceberg”.

“La experiencia es que, en algunos pacientes graves, el sobrepeso y la obesidad funcionaron como la punta de un iceberg. Debajo, generalmente hay más: o hipertensión o diabetes, o cardiopatías, trombofilia o enfermedad cardiovascular coronaria. Todo empeora el pronóstico y sin dudas debería impulsar a una rápida vacunación”.

Según recordó Pablo Bonvehí, jefe de Infectología del Cemic y miembro de Fundación Vacunar, la conexión del peso en exceso y el Covid grave fue una presunción desde el principio, en base a la experiencia con “otras infecciones, como la influenza, que también puede representar cuadros más severos en pacientes con mayor presencia de tejido adiposo”.

Pero, más allá de la empiria, los estudios in vitro consignados dejan mucho más claro por qué “la infección de las células del tejido adiposo descarrilan su función normal, y con ellas, las hormonas y sustancias asociadas”, usando palabras de Quarleri.

Todo deriva en el rol perjudicial que termina adoptando esa mediadora que el virólogo describió como “la buena, en esta película”. Es la adiponectina: que “tiene el rol de proteger al organismo, pero termina bajando su producción, culpa de la infección”.

Balance

Lo dicho hasta ahora puede ser visto como una mala noticia o una oportunidad. En Argentina, la mitad de la población tiene exceso de peso u obesidad. En los chicos en edad escolar, nada menos que el 30% tiene sobrepeso. En los adultos llega al 60%.

Vacunación contra el coronavirus en el predio de Tecnópolis. /EFEVacunación contra el coronavirus en el predio de Tecnópolis. /EFE

Se vuelve indispensable reafirmar un mensaje eficaz que frene el avance de las enfermedades crónicas no transmisibles. El sobrepeso y la la obesidad es una de ellas.

Esto debería ayudar en al menos dos frentes. El primero, impulsar -y hacer económicamente accesible- la alimentación saludable y la actividad física.

Los beneficios están científicamente probados, contó Quarleri: “El Covid afecta la relación entre las células musculares y el tejido adiposo. Un músculo ejercitado ‘manda señales’ (en la forma de sustancias solubles) que disminuyen la expresión de los receptores virales en el tejido adiposo”.

Pero “cuando sobreviene la obesidad, pasa lo contrario: las señales del músculo no llegan y aumenta la expresión de los receptores, lo que facilita la infección”.

El segundo frente tiene que ver con la actitud de un segmento de la ciudadanía que se muestra tibio ante la vacunación. No posponerla, ni los adultos ni los chicos. Con refuerzo incluido.

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