Hace tres años y medio que nadie sabe nada de Noé Pasciuto (35), quien en 2012 les dijo a sus papás que iniciaría “un camino de desapego”.
“Gracias por los papás que fueron, por la familia y la educación que me dieron”, escuchó María en esa llamada de larga distancia, la última, que le hizo Noé, uno de sus cinco hijos.
Fue en 2012, mientras Noé seguía recorriendo ciudades europeas en aquel viaje iniciático que había arrancado en 2007, cuando zarpó de Córdoba, y que, gracias a la doble ciudadanía (argentina-italiana) le había permitido instalarse en Palma de Mallorca, España, para pasar luego temporadas en Italia, Alemania y Reino Unido.
“Nos habló como una hora. Estuvo agradeciéndonos, pero nos dijo que había tomado una determinación, que iba a hacerse un camino de desapego, de desvincularse de nosotros. Pensamos que era una cosa de unos días pero aquí estamos”, cuenta María a Clarín desde Palma de Mallorca, donde se instaló hace seis meses con su esposo para buscar rastros de su hijo.
Hace tres años y medio que nadie sabe nada de Noé Germán Pasciuto, el cordobés de 35 años que es buscado por su familia y por la Asociación española SOS Desaparecidos.
De pelo castaño y ojos verdes, mide 1,75 y pesa 70 kilos. “Tiene acento argentino. Persona posiblemente vulnerable”, dice su ficha en la asociación que busca personas.
“Es como que le llenaron la cabeza. No sé qué le pasó”, señala Pascual, su papá, con una desazón conmovedora.
“Para mí, tiene algún tipo de problema psiquiátrico que se le ha despertado. No sé, una depresión. Parece que anda hecho un linyera”, añade el hombre y aventura una hipótesis: “En Londres, Noé conoció a un grupo medio hippie, tipo secta”.
¿Por qué suponen que Noé está viviendo en la calle? En septiembre, cuando llegaron a Mallorca y contactaron con las autoridades consulares argentinas, recibieron dos llamados inquietantes: “Nos comentaron que, en 2018, Noé había tramitado un documento provisorio con una dirección falsa en Barcelona. Los Mossos d’Esquadra -la Policía catalana- le sacaron una foto en la que tiene la mirada perdida y se lo ve muy desmejorado”, sostiene María.
“Y luego nos dijeron que lo habían demorado, llevado a un psiquiátrico y que de allí se había escapado”, agrega su mamá.
Los Pasciuto sospechan que Noé deambula por las calles de Barcelona. Tienen un rompecabezas a medio armar sobre el itinerario de su hijo, a quien definen como “un chico muy estudioso, muy afectuoso”.
“Nunca tuvimos un problema con él”, dice su mamá sin encontrarle explicación al comportamiento de su hijo.
“Es un chico que habla inglés, alemán. Ha trabajado en Alemania. Es muy buen chico pero parece que tuviera un cortocircuito”, comenta su papá.
Como las miguitas que Hansel y Gretel van dejando para poder desandar el camino, los pocos rastros de Noé en Europa tienen que ver con la renovación de sus documentos.
Según pudieron constatar sus papás, en septiembre de 2007 tramitó un nuevo pasaporte argentino en el consulado de nuestro país en Barcelona y, en 2016, estuvo en el consulado argentino en Roma para renovar sus documentos allí.
“Ninguna organización en Argentina nos dio ningún tipo de apoyo”, lamenta Pascual.
“Logramos contactar a Cancillería y que Interpol tomara la denuncia porque ellos intervienen en casos delictivos o cuando hay menores -aclara María-. Cuando Noé llegó al consulado argentino en Roma, nos llamaron diciendo que lo habían encontrado”.
Otra de las hijas del matrimonio vivía por entonces en Barcelona: “Mi hija voló a Roma, trató de convencerlo -recuerda María-. Mi hija no lo notaba bien. Noé no hilaba bien las conversaciones. Fue en noviembre de 2016, el último rastro que tuvimos. A partir de ahí seguimos con la búsqueda, pero Interpol le dio la baja porque lo habían encontrado y él había manifestado que no quería vincularse con la familia”.
“‘Mamá, él no está bien’, me dijo mi hija Melina, que es la última que lo vio. Preguntó por nosotros, sus padres, quiso saber si estábamos bien y dijo que con eso se alegraba. No era el Noé de siempre”, asegura su mamá.
Sin rastros
En Roma, se las ingenió para escabullirse de su hermana Melina. Y otra vez se esfumó su rastro.
“En el 2012 cortó todo con todo el mundo. Cortó el teléfono, salió de Facebook”, cuenta María, desesperada, sobre ese chico que en mayo de 2004 había iniciado con buenas notas su carrera en la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de Córdoba.
Los Pasciuto tienen pasaje para volver a Argentina el 6 de febrero porque no tienen dinero para quedarse más tiempo en España.
“A quienes lo vean, que le hagan saber que tiene unos padres que hace años que lo están buscando y que con mucho sacrificio logramos llegar acá, a España, y no nos queremos ir sin él”, dice María en un video que grabó con su marido para subir a las redes sociales.
“Volvé con nosotros, Noé. Por favor”, le pide su mamá con la voz quebrada.