Mary Margaret Kreuper aprovechó su cargo como directora en un colegio católico de Estados Unidos y desvió el dinero destinado a caridad.
El estado de California sentenció a un año de prisión a una monja de 80 que robó más de 800.000 dólares destinados a obras escolares de un colegio católico para gastarlos en apuestas y turismo de lujo en Las Vegas, Estados Unidos.
Hace seis décadas, Mary Margaret Kreuper se comprometió a una vida de pobreza cuando tomó sus votos religiosos. Sin embargo, aprovechó su cargo como directora dentro de Saint James de Torrance, un centro católico de estudios primarios cerca de Los Ángeles, para desviar 835.000 dólares de los fondos escolares con el fin de utilizarlos en los casinos de Las Vegas, según detalló un tribunal californiano.
Además, usó parte del dinero para financiar viajes a lujosos hoteles en Lake Tahoe, un centro turístico en la frontera entre los estados de California y Nevada, donde se encuentran varios de los mejores centros de ski del país, que son visitados por miles de personas cada invierno.
“Sé que he pecado, que he violado la ley, no hay disculpas”, se lamentó Kreuper ante el tribunal, de acuerdo con el periódico Los Ángeles Times.
Asimismo, reconoció que sus crímenes atentaron contra sus votos, “los mandamientos, la ley, y contra toda la confianza sagrada” depositada en ella por los responsables del colegio.
Aunque ya había admitido el fraude y lavado de dinero durante una audiencia judicial el año pasado, recién recibió en febrero de 2022 su sentencia a 12 meses y un día tras las rejas.
Según explicó la corte, el dinero en cuestión había sido enviado a la escuela católica para solventar donaciones de caridad y matrículas de alumnos. Por su parte, Kreuper lo desvió a cuentas bancarias secretas que ella misma controlaba.
En el expediente judicial consta que, cuando se estaba por ajustar una auditoría contable, la monja le pidió a los empleados del centro que destruyeran los documentos que podían incriminarla.
Cuando fue descubierta, la Arquidiócesis local la confrontó. Su primera reacción fue defenderse argumentando que los padres de los alumnos del colegio recibían mejores salarios que las monjas y que pensó que merecía un aumento.
Mark Byrne, abogado de Kreuper, pidió que le fuera permitido servir su condena en el convento donde ella estaba desde que los crímenes fueron expuestos a la luz pública, en 2018. También aseguró que la religiosa se había vuelto adicta a las apuestas.
El juez de distrito Otis D. Wright II le confesó a Kreuper que había pensado mucho la decisión a tomar y le reconoció que había sido una excelente maestra por muchos años. “Pero en algún punto se salió completamente del camino, y creo que lo comprende. Espero que lo comprenda”, expresó el magistrado.