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Una aldea para habitar la Luna en forma permanente

En la Bienal de Venecia, el estudio SOM presenta un proyecto elaborado junto con la Agencia Espacial Europea y un exastronauta.

El aviso de la inmobiliaria podría decir: “la zona más demandada del Sistema Solar, el borde del cráter Shackleton, junto al Polo Sur lunar, una ubicación con luz solar casi todo el día, vista continua a la Tierra y acceso a depósitos de hielos de agua lunar en cráteres adyacentes en sombra permanente”.

Tal vez en 2030 ya no suene a ciencia ficción. En la XXVII Bienal de Arquitectura de Venecia, Skidmore, Owings & Merrill está presentando “Life Beyond Earth” (La vida más allá de la Tierra), una instalación sobre el hábitat en la superficie selenita realizada bajo el concepto de Moon Village de la Agencia Espacial Europea (ESA, en sus siglas en inglés).

Se trata de un asentamiento lunar en un futuro cercano: un campo de pruebas para nuevas formas de vida en entornos extremos. “Life Beyond Earth ofrece una visión para una presencia humana sostenida y sostenible en la Luna”, asegura Colin Koop, socio de diseño de SOM.

Diseño del primer asentamiento humano en la Luna. Foto: SOM

Diseño del primer asentamiento humano en la Luna. Foto: SOM

“La instalación permite a los visitantes imaginar cómo las nuevas tecnologías, junto con un enfoque colaborativo para la exploración espacial humana podrían crear nuevas formas de comunidad”.

El proyecto Moon Village es el resultado de una iniciativa multidisciplinaria lanzada por la ESA y fue desarrollado en colaboración con Jeffrey A. Hoffman, exastronauta de la NASA y actual profesor del MIT.

Al mismo tiempo, el proyecto responde a la pregunta que es el lema de esta edición: “¿Cómo viviremos juntos?”, con una investigación sobre el hábitat en el espacio que brinda información sobre el intercambio de recursos que también pueden aplicarse a problemas aquí en la Tierra.

La instalación “Life Beyond Earth” se puede ver en la Bienal de Venecia hasta el 21 de noviembre.

La instalación “Life Beyond Earth” se puede ver en la Bienal de Venecia hasta el 21 de noviembre.

En palabras del director asociado de SOM, Georgi Petrov, “Life Beyond Earth considera la exploración espacial humana no simplemente como un desafío de diseño, sino como una oportunidad para crear un mundo mejor”.

Un módulo para vivir en la Luna

Dentro de la muestra puede verse un modelo que proporciona una descripción general del plan maestro para Moon Village. Gracias a su ubicación en la región del Polo Sur de la Luna, el asentamiento recibirá luz diurna casi continua durante todo el año lunar, lo que le permitirá alcanzar la autosuficiencia aprovechando la luz solar para obtener energía.

Un modelo a mayor escala de un módulo de hábitat individual sirve como ejemplo del concepto de arquitectura espacial futurista de SOM y la ESA, brindando a los visitantes una sensación táctil del diseño mientras explica sus aspectos ingenieriles y tecnológico.

Esquema del módulo habitacional.  Foto: SOM

Esquema del módulo habitacional. Foto: SOM

Para poder transportarlo en un cohete desde la Tierra, el diseño del módulo permite comprimirlo y luego inflarlo a su tamaño completo una vez en la Luna. A diferencia de otros prototipos que poseen sistemas estructurales y mecánicos en el centro, la solución de SOM permite un interior abierto que optimiza la experiencia de vida.

“Life Beyond Earth presenta un cambio de paradigma en la arquitectura espacial”, asegura Daniel Inocente, diseñador senior del estudio.

Experiencia humana en la Luna

“Nuestros diseños de módulos habitables surgen no solo de las limitaciones de la ingeniería, sino también de la comprensión de la experiencia humana, del compromiso de crear un entorno que brinde todo lo que uno necesita para sobrevivir y prosperar en las condiciones más extremas”.

El trabajo en el estudio comenzó en 2018, pero este año el anteproyecto de diseño del hábitat se sometió a un estudio en el Concurrent Design Facility (CDF) de la ESA. Ubicado en Noordwijk, Países Bajos, el CDF reúne una red de especialistas espaciales para realizar evaluaciones rápidas de conceptos novedosos de misiones y crear planos viables.

El interior de los módulos está compuesto por cuatro niveles. La tripulación se ubicará en el más bajo.

El interior de los módulos está compuesto por cuatro niveles. La tripulación se ubicará en el más bajo.

Este proceso de revisión señaló varios problemas, pero no encontró obstáculos, lo que significa que algo parecido a la innovadora estructura semiinflable para cuatro personas podría terminar en la superficie lunar en los próximos años.

Con el módulo inflable Beam, actualmente ubicado junto a la Estación Espacial Internacional, SOM diseñó una estructura de carcaza semiinflable que una vez en la superficie lunar alcanzaría aproximadamente el doble de su volumen interno original.

Según explica Inocente, “en el estudio pensamos mucho en la experiencia humana, en términos de condiciones de iluminación, una arquitectura flexible para reconfigurar según sea necesario, y también espacio alto de piso a techo”. Para este diseño contaron con el asesoramiento de Hoffman, el exastronauta.

El render muestra cómo los módulos habitables pueden viajar al espacio dentro de cohetes o naves.

El render muestra cómo los módulos habitables pueden viajar al espacio dentro de cohetes o naves.

El hábitat de cuatro pisos sería inflado localmente por astronautas o por medio de vehículos rovers teleoperados desde la estación Gateway. Originalmente, el diseño estaba previsto para una estancia de 500 días, pero este objetivo tuvo que ser reexaminado debido a una de las limitaciones más desafiantes de la vida en la Luna: la radiación.

Debido a que la Luna se encuentra fuera del escudo magnético protector de la Tierra durante la mayor parte de su órbita, está sujeta a la radiación ionizante del Sol y el espacio profundo. “El análisis de radiación CDF nos indicó los límites de exposición, por lo que cambiamos nuestro objetivo inicial”, comenta Inocente. La estancia segura en la Luna podría ser de 300 días.

“De manera similar, planeamos alojar a la tripulación en un piso superior, pero lo cambiamos a uno inferior, que sirve también como refugio contra las tormentas solares. Este nivel también almacenaría nuestro sistema de soporte vital, proporcionando protección adicional contra la radiación”.

También existe la posibilidad de revestir la estructura con material lunar o agua de origen local, para aumentar aún más la protección.

El modulo habitacional, en la Bienal de Venecia.

El modulo habitacional, en la Bienal de Venecia.

Las necesidades de energía del hábitat, estimadas en 60 kilovatios, se cubrirían utilizando una granja de energía solar adyacente o un reactor de fisión desplegado en la superficie.

Igualmente importantes serían los radiadores, necesarios para descargar el calor residual y mantener una temperatura interna de 22 °C. El equipo de la CDF, basándose en la experiencia pasada del cazador de cometas Rosetta de la ESA, propuso agregar “persianas” que se pueden cerrar para controlar la emisividad del radiador durante las breves pero frías noches polares.

“Esta experiencia mira hacia el futuro, más allá del horizonte de las actividades de exploración lunar actualmente planificadas”, explica Advenit Makaya, líder del estudio en la ESA.

“Ha sido un ejercicio muy interesante para nuestros expertos en distintas disciplinas espaciales colaborar con los arquitectos para identificar y abordar las formas en que este diseño innovador podría implementarse en la Luna”.

Otro factor clave es minimizar el contacto con el polvo lunar, abrasivo y pegajoso. Como explica Inocente: “Habría que alunizar bastante lejos del destino final del hábitat y luego transportar los módulos, ya que al tocar la superficie lunar se levantará una gran cantidad de polvo, dañino para las personas y para el equipo”.

Llegar a la Luna, el primer objetivo

A escala. Reproducción del asentamiento lunar en la Bienal.

A escala. Reproducción del asentamiento lunar en la Bienal.

Uno de los mayores desafíos señalados por la CDF es llegar a la Luna. El hábitat, incluido todo su equipo interno preinstalado, tendría una masa superior a 58 toneladas, lo que estaría más allá del alcance de los vehículos que operan actualmente.

“Mirando más allá del corto plazo, consideramos dos opciones: el Sistema de Lanzamiento Espacial de la NASA y la nave de SpaceX -de Elon Musk- que no tendrían problemas con nuestros requisitos de masa pero que aún se encuentran en desarrollo.”

Una vez que el primer hábitat está en su lugar, el equipo de SOM prevé módulos adicionales customizados para funciones como investigación, fabricación, cultura alimentaria y turismo, lo que permitirá que la base se convierta en aldea y finalmente, en una ciudad.

En la Bienal, la instalación presenta una película animada que permite a los visitantes imaginar Moon Village en funcionamiento y comprender las complejidades de su diseño. Narrado por Hoffman, el filme muestra cómo el asentamiento crecerá y evolucionará con el tiempo.

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