Magdalena Ruiz Guiñazú recuerda una profunda conversación que tuvo con el legendario cardiocirujano en su casa de Barrio Parque.
Aquella mañana de septiembre de 1981, el orden y el silencio reinaban (como de costumbre) en el confortable living de la casa en Barrio Parque que ocupaban los Favaloro. Mientras saboreábamos un café surgió el tema de la educación:
-Si hacemos un análisis en profundidad tendremos que aceptar que el privilegio de capacitarse y llegar a niveles superiores de enseñanza implica un compromiso social más amplio… –reflexionaba René Favaloro–. Si quienes estudian se dedican solamente a cumplir su tarea específica dejando de observar y analizar los graves problemas que se presentan en nuestro país y en la Humanidad, sólo demuestran poseer un espíritu egoísta con predominio de los instintos primarios del bienestar personal. Yo soy de los que creen que nuestra condición universitaria lleva implícita una responsabilidad de trascendencia: el compromiso de entremezclarse con la sociedad que nos toca compartir utilizando la formación superior recibida en beneficio de nuestro país.
–¿Y cómo se gesta “el ser nacional”?
–A través de la enseñanza, y pienso que nuestras universidades han perdido ese sentido nacional. No soy ningún conocedor de la Historia, pero es mi hobby. Leo mucho sobre esto. Fuera de los libros de Medicina es la única lectura a la que puedo dedicarme y uno llega a la conclusión de que la Universidad puede formar un alma nacional. Es necesario afincarla. ¡Mire lo que ha pasado con el dólar barato! Ahí tenemos la demostración de lo que es el país. ¿Alguien razonó acerca de sus consecuencias? ¡No! La gente salió enloquecida y llenó Miami, Sudáfrica, Europa. Se lanzó a comprar con una avidez incontrolable. ¿Qué sentido nacional tenemos? De pronto todo se centra en la frivolidad de lo importado.
Vivimos en un mundo interrelacionado del cual no podemos aislarnos. Pero esto requiere análisis y educación. Hay que formar al hombre y, luego, pensar en el oficio que tendrá.
René Favaloro
Favaloro iba y venía por el living de su casa reflexionando en voz alta: “Desde luego, no me refiero al Interior sino a esta enorme ciudad de Buenos Aires que es un mundo importado. ¡Y cuando digo que el argentino no es nacionalista, no es patriota, la gente me mira horrorizada! Pero ser patriota es algo diferente. Significa ser responsable, poseer sentido del país. Llevar en el alma todo lo bueno y malo que nos pertenece”.
René Favaloro (1923-2000) desarrolló el bypass coronario.
–¿El país está preparándose para salir adelante?
–Mire, los médicos estamos acostumbrados a estas cosas: la enfermedad tiene un momento de crisis, después viene la calma y los pacientes se recuperan. Todos hemos vivido este tipo de tragedias. Este cimbronazo puede ser útil siempre y cuando los argentinos nos sintamos responsables y trabajemos sobre planes concretos. Estamos cansados de grandes palabras que después terminan en la nada. ¿Por qué hemos llegado a esto? Las cosas no se producen sin motivo. ¿Por qué este país que estaba mejor que Canadá y Australia, de pronto se desintegra? Alguien habla de 1930. Puede ser. Pero aquí surgen razones muy profundas y hay que encararlas como en medicina: cuando llega un paciente lo primero que pedimos es su Historia Clínica. Luego vamos a su estado actual y lo revisamos a conciencia. Finalmente, recién entonces llegamos al tratamiento.
–¿Cuál sería su diagnóstico?
–Vivimos en un mundo interrelacionado del cual no podemos aislarnos. Pero esto requiere análisis y educación. Hay que formar al hombre y, luego, pensar en el oficio que tendrá. La formación humanística significa mucho. En primer término que soy parte de este mundo y que debo luchar por la libertad, la dignidad del hombre, por los derechos humanos y por una mejor justicia. Quizás podría resumirse en la definición del bien común, que significa sacrificar muchos intereses individuales en aras de los demás.
Inolvidable René Favaloro. El tiempo no ha borrado sus palabras.