La advertencia invoca uno de los peores fantasmas ante la escalada bélica en las fronteras de Europa.
El presidente Vladimir Putin ordenó el ingreso de tropas rusas en Ucrania, pero dejó en claro que su objetivo va más allá de su vecino al “imperio de mentiras” de Estados Unidos, y amenazó con “consecuencias que nunca ha enfrentado en su historia” para “cualquiera que intente interferir con nosotros”.
En un discurso incoherente el jueves por la mañana, lleno de agravios históricos enconados y acusaciones de un implacable complot occidental contra su país, Putin le recordó al mundo que Rusia “sigue siendo uno de los estados nucleares más poderosos” con “cierta ventaja en varias armas de última generación”.
En efecto, el discurso de Putin, destinado a justificar la invasión, parecía estar cerca de amenazar con una guerra nuclear.
En el contexto del arsenal nuclear de Rusia, Putin dijo que “no debe haber ninguna duda de que cualquier agresor potencial enfrentará la derrota y las consecuencias siniestras si ataca directamente a nuestro país”.
El presidente Joe Biden, quien dijo que Putin “había elegido una guerra premeditada que traerá una pérdida catastrófica de vidas y sufrimiento humano”, ha dejado en claro que no se enviarán tropas estadounidenses a Ucrania.
Los aliados europeos han tomado la misma posición.
“Hemos dejado en claro que no tenemos ningún plan ni intención de desplegar tropas de la OTAN en Ucrania”, dijo el jueves Jens Stoltenberg, secretario general de la alianza.
Aún así, la historia ha demostrado que las guerras europeas que involucran a una gran potencia mundial pueden salirse de control.
Para Putin, la invasión de un país más grande que Francia con una población de 44 millones representa una apuesta de alto riesgo, más allá de cualquiera de sus pasadas aventuras militares.
Es fácil comenzar guerras, mucho más difícil detenerlas.
Las sanciones económicas de Occidente, que ya están entrando en vigor, serán severas, y la resistencia guerrillera ucraniana a largo plazo a cualquier presencia rusa parece segura.
Aún así, después de su breve guerra en Georgia en 2008, su anexión de Crimea en 2014, su orquestación en 2014 del conflicto militar en el este de Ucrania que creó dos regiones separatistas y su intervención militar en Siria en 2015, Putin ha llegado claramente a la conclusión de que la preparación de Rusia para utilizar sus fuerzas armadas para avanzar en sus objetivos estratégicos no tendrá respuesta por parte de Estados Unidos o sus aliados europeos.
“Rusia quiere inseguridad en Europa porque la fuerza es su carta de triunfo”, Michel Duclos, exembajador francés.
“Nunca quisieron un nuevo orden de seguridad, independientemente de las ilusiones europeas. Putin decidió hace algún tiempo que la confrontación con Occidente era su mejor opción”.