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Murió el Hacha Ludueña, una gloria de Talleres y un símbolo del fútbol argentino

El talentoso mediocampista, que brilló en los años 70, falleció en su provincia a los 69 años de edad. Quedó fuera del Mundial 78 por una desgracia.

Murió Luis “el Hacha” Ludueña, recordado exfutbolista de los años 70, que brilló y se hizo ídolo en Talleres pero que fue un símbolo del fútbol argentino. La noticia trascendió esta madrugada desde aquella provincia, el inolvidable “Hacha” tenía 69 años de edad recién cumplidos y trabajaba en el club San Lorenzo local, donde inició su carrera.

Ludueña era uno de esos jugadores que siempre se mencionan al hablar de una edad de oro del fútbol argentino. Y se quedó fuera del Mundial 78 por una dura lesión, cuando estaba en la lista que armó César Luis Menotti: se cortó un tendón del pie un día antes de la concentración del equipo que sería campeón.

Su paso el fútbol lo tiene como protagonista de un partido histórico. Fue autor del gol del triunfo de Talleres 1-0 sobre Argentinos Juniors en La Paternal, por el Nacional 1976, el 20 de octubre de 1976, la tarde del debut de Diego Maradona.

Se llamó Luis Antonio Ludueña pero los hinchas de Talleres lo bautizaron “El Hacha”. Tenia 69 años y siempre vivió a dos cuadras de la cancha de la T, y era feliz con sus nietos, que también jugaban al futbol, como sus hijos el ex River ya retirado Daniel “el Hachita” Ludueña y Nahuel. El inolvidable “Hacha” era amigo de sus amigos, como Daniel Valencia. Humberto Bravo o Angel Bocanelli.

Nació en San Lorenzo de Córdoba, donde triunfo el Patón Viberti, otra leyenda de esa tierra. Y en 1973, en cancha de Alas Argentinas, dio su primera vuelta olímpica en la liga provincial, de las más competitivas de la época. A Amadeo Nuccetelli, presidente de Talleres, le avisaron de “este Negro que por ahí jugaba descalzo”. Y lo compró, y a Angel Labruna, el DT de ese entonces, lo enamoró. Sin embargo, el que lo terminó poniendo de titular fue Adolfo Pedernera, en 1975.

Fue figura en ese Talleres. Hizo mas de 130 goles. Un domingo, contra Belgrano, se puso a hacer jueguito en la mitad de la cancha. Se arrepintió y pidió disculpas. Cuando no estaba pateando en alguna cancha o potrero, se lo veía paseando por la ciudad a bordo de su 504 negro. Le gustaba hacer facha.

Se quedó sin la chance de ser campeón del mundo en 1978 por una desgracia. Se cortó el pie en una pileta, en Carlos Paz, y su lugar fue ocupado por el Pitón Ardiles. Era un personaje muy particular: Talleres lo vendió a Europa pero él se negó a quedarse y se volvió a Córdoba.

Su amistad con Valencia fue una sociedad que se hizo a fuerza de pases y paredes. Les decían “los ingenieros” y ya retirados del fútbol siempre se visitaban.

Una enfermedad lo dejó postrado en una cama, en los últimos días lo internaron y no pudo salir mas. Pidió que no fueran a visitarlo y muy pocos ingresaban a la sala. Murió el Hacha Ludueña y con él se fue parte de la historia del futbol cordobés.

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