Los miembros de la tribu gadawan kura merodean las calles de la ciudad con hienas, mandriles y feroces serpientes. Y hacen su negocio.
Los definen como brujos posmodernos, pandilleros, rufianes. También se dice que son una subcultura. Se trata de los gadawan kura, que se hicieron conocidos por su inusual habilidad: domesticar animales salvajes.
Estos hombres de Nigeria mantienen una tradición familiar muy llamativa. Ayudándose de extrañas pociones, medicamentos y sedantes, drogan a estos animales para poder domesticarlos. Pese a que las hienas son consideradas animales siniestros y malignos, los “hombres hiena” no tienen ningún problema en convertirlas en sus mascotas.
Se los puede ver por la ciudad de Kano, al norte la República Federal de Nigeria, la cuarta más poblada del país y la segunda más importante a nivel económico. Deambulan por las calles con sus mascotas atadas y con una especie de “bozal”. Como si fueran perros.
La hiena, un feroz animal
Las hienas son feroces animales carnívoros. Estos mamíferos suelen encontrarse en sus madrigueras, aunque las abandonan por las noches para salir a cazar. Algo que las distingue son sus aullidos nocturnos, usados para espantar a los depredadores más grandes, que suelen parecerse a una risa macabra humana. Son conocidos por ser grandes carroñeros.
Pero en la sabana africana pueden cazar ñus, antílopes, serpientes y algunos pájaros. Tienen una gran agilidad gracias a las garras no retráctiles de sus patas, que les permite correr muy rápido. También pueden triturar huesos gracias a su potente dentadura. Son animales nocturnos y tienen un excelente oído y visión. Sus manadas son conducidas por hembras y llegan a tener hasta 80 individuos.
Los “hombres hiena”
De manera increíble, los gadawan kura han conseguido su domesticación. Los animales pertenecen a su comunidad, viven en sus casas y estan integrados a la sociedad. Son sus mascotas. Pero además, las hienas participan de exhibiciones en las calles de la ciudad. Sus dueños las exponen al público, e incluso creen que su saliva y sus heces son curativas, por lo que son utilizadas como remedios caseros.
Es un negocio muy lucrativo. Los “hombres hiena” se colocan trajes especiales que creen que les da un poder particular. Son disfraces tradicionales, con ornamentos que les dan protección de Dios, y así poder acercarse a la bestia sin sufrir en el camino.
Los espectáculos que brindan alrededor de las calles sin pavimento de Kano son llamativos. Un hombre tira con todas sus fuerzas al animal sin más que un bozal y una correa. La gente asombrada acude alrededor y mira con asombro. Es lucrativo, una persona puede ganar entre 20 y 50 dólares por cada acto. En una de las regiones más pobres del mundo, eso suele ser inusual.
Nigeria, un país desigual
Mientras tanto, Nigeria es una contradicción constante. Tiene el PBI más alto de África y ocupa el puesto 12 en producción de petróleo a nivel global, pero al menos un 40% de su población no tiene acceso a salud básica. Y, según el diario El País, al menos 86 millones de nigerianos viven con menos de dos dólares al día, un claro caso de pobreza extrema.
Por otro lado, lo de los “hombres hiena” es una tradición familiar. ¿Cómo es que se les ocurre a estos hombres traer animales salvajes a sus hogares? Sus padres les enseñaron el negocio, aprendieron de pequeños a ir a las madrigueras y cazar a los animales, y también cómo domesticarlos. Este negocio familiar incluso perdurará con las nuevas generaciones.
Una vez que los atrapan les dan comida y se aseguran de que no les falte nada durante el tiempo en que estén bajo su cuidado, un animal con la panza llena no ataca a la gente. Por otro lado, también doman monos babuinos y serpientes pitón, famosas por su poder de estrangulamiento.
Un negocio familiar
Pero en estas comunidades todos están emocionados por demostrar sus habilidades familiares, lo que aprendieron de sus ancestros. En las ferias, los hombres se cortan con hojas de afeitar, beben botellas de insecticidas, se intentan lacerar con espadas y se incrustan grandes clavos en sus lenguas.
Tener contacto con las hienas es una protección contra los ataques espirituales por las noches. Se cree que esta tradición de los “hombres hiena” data de hace más de 100 años. En estos pueblos remotos, estas festividades se convirtieron en una forma de vida y gracias a estos espectáculos pueden vender productos locales como hierbas especiales y manualidades.
Los “hombres hiena” a menudo son tratados como pandilleros. Fueron relacionados con los crímenes de las aldeas y la gente los trata con desprecio por incorporar animales salvajes a las ciudades. Pero también, es la única forma que encontraron de poder vivir en uno de los países más ricos y desiguales de África.