Los envasados, la harina y productos como galletitas y leche sufrieron remarcaciones muy por arriba del IPC de febrero, del 2,4%. Entre las causas de este impulso se encuentra la volatilidad del dólar.
La inflación de marzo rondará el 3%, tras una fuerte escalada de los alimentos que se consolidó en la última semana del mes, con la carne como protagonista clara de las remarcaciones a lo largo del mes, pero también con continuos, aunque leves, ajustes de los precios de alimentos de los grandes proveedores de la industria.
El empresariado cárnico justificó los aumentos como consecuencia del impacto de las lluvias, que irrumpieron en febrero y siguieron durante todo este mes. También es cierto que el sector fue el que menos aumentó durante 2024 y venía pujando por una actualización de sus precios, que finalmente llegó a las góndolas y los mostradores de barrio.
Otros precios muy dinámicos fueron los de productos lácteos y huevos, que treparon un 5,8% en las últimas cuatro semanas, superando el 5% que registraron las carnes, desde la perspectiva del Índice LCG – Alimentos y Bebidas, que realiza la consultora LCG.
El informe da cuenta de otros aumentos importantes en ese período, como el del precio de las verduras, que saltó 3,3%, y el de bebidas sin alcohol, que varió 2,2 por ciento. Y agrega incrementos menores en condimentos, aceites y panificados.
LCG vio una desaceleración de los precios de los alimentos a partir de la segunda semana del mes. En la última semana esa baja obedeció a que los aumentos de carnes fueron compensados por una baja importante de los productos panificados y por los precios de las bebidas. Sin embargo, la inflación de las últimas cuatro semanas llegó al 3,8 por ciento.
Otras miradas
Al mes le resta un día hábil para que los números sean completos. En el mismo tramo, el Monitor de Precios de PxQ, que dirige el ex viceministro de Economía, Emmanuel Álvarez Agis, arrojó un aumento medio mensual del 2,7 por ciento. En la última semana del mes la variación fue del 0,5% en general, con el rubro Alimentos y bebidas como principal traccionador debido al empuje de las comidas fuera del hogar (1,9%) y carnes y derivados (1,2%), más algún repunte importante en frutas y verduras.
En el mes los precios del rubro aumentaron un 4,3%, e hicieron disparar la estimación de la inflación mensual, que para esta fuente es del 2,9 por ciento.
En sintonía, otras consultoras que siguen de cerca la evolución de los precios prevén que la aceleración de los alimentos llevará la inflación mensual por encima del promedio de los meses anteriores y lejos de la expectativa del gobierno nacional, que no puede romper el piso del 2%.
EcoGo, la consultora que lidera la economista Marina Dal Poggetto, registró un aumento de los alimentos del 1,1% sólo en la última semana y un avance del 3,2% mensual, que impactaría en un promedio de los precios general del 2,6%.
En el Gran Buenos Aires, Analytica, de Ricardo Delgado, midió una evolución de los alimentos y bebidas del 0,6% en la cuarta semana del mes que hizo trepar el promedio mensual al 3,3 por ciento. La proyección mensual general es de 2,5 por ciento.
Los precios que más aumentaron en esa zona del país fueron los de verduras, con el 13,6%; y carnes y derivados, con el 4%. Por debajo del promedio pero igualmente con promedios altos quedaron los precios de pescados y mariscos, bebidas sin alcohol y azúcar.
Volvieron las listas con nuevos precios
Todo pasa en medio de las versiones de una modificación al tipo de cambio que el gobierno públicamente descarta mientras los precios de los productos de consumo masivo sufren ajustes en forma permanente. Al compás de los rumores, se mueven los números.
Los proveedores por ahora niegan esos ajustes y aseguran que en las últimas semanas aumentaron poco o nada, pero en los comercios chicos de la provincia de Buenos Aires, almacenes y autoservicios de barrio, el segmento que le vende alimentos al 70% de la población, cuentan otra cosa.
La versión es que desde mediados de marzo los precios de almacén, limpieza y tocador empezaron a llegar con aumentos, leves pero constantes y sostenidos, a los comercios de cercanía.
La ubicación temporal coincide con el nerviosismo que rodea la negociación del gobierno con el FMI y la cantada actualización del precio del dólar. En el caso de los alimentos, la turbulencia parece empezar a romper el enfriamiento paulatino con el que el Ejecutivo había logrado planchar la inflación.
Los productos que aumentan son los de mayor demanda, en el último tirón del mes se destacó el de la harina, del orden del 10%; y para la primera semana de abril ya están avisados de un aumento del 3% de la leche, que parecería menor si no fuera porque el producto aumentó todos los meses desde que empezó 2025 y a esta altura acumula un promedio del 10 por ciento.
También remarcaron hasta el 8% las fábricas de galletitas dulces con el argumento de que llevaban cuatro meses sin tocar los precios; y llegan subidos además los aceites y los quesos.
Otra cosa que los comerciantes denuncian como frecuente es la entrega de mercadería al límite del vencimiento, una práctica que se atribuye a especulaciones de fábricas y autoservicios mayoristas con la evolución del tipo de cambio. «
El gasto de los hogares en la mira
Un informe reciente del Instituto de Investigación Social Económica y Política Ciudadana (Isepci) indica que, en 2018, cuando la Encuesta de Gastos de los Hogares (Engho) del Indec reveló el aumento del componente de servicios en el gasto de las familias superando a los alimentos y bebidas, se pudo cambiar esa metodología de medición del Indec.
Ese cambio en la estructura del gasto cotidiano explica en buena medida la impotencia del bolsillo para cubrir los productos que hacen a la subsistencia del grupo familiar.
A diferencia de otros comerciantes enfocados en el consumo masivo, los almaceneros le ven la cara al cliente y toman nota de un cansancio que contradice la tendencia presuntamente bajista de la inflación que el gobierno defiende como uno de sus logros políticos y que utilizará como espada en la campaña legislativa de este año. El cuadro se complica porque, ni bien asoma la inestabilidad en el horizonte, los precios reaccionan subiendo, como en la última semana, con sigilo pero sin pausa.