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Fue cura y hoy denuncia: “Para la Iglesia no son graves los abusos, son pecados de la carne que resuelven rezando”

Adrián Vitali renunció a la institución religiosa, se casó, tuvo hijos y escribió dos libros sobre la hipocresía de la Iglesia. Dice que los abusos que hoy espantan a Francia ocurrieron en todos lados.

Un estudio del Instituto Nacional de Salud y de Investigación Médica encargado por la Comisión Independiente sobre los Abusos Sexuales en la Iglesia estimó que entre 1950 y 2020 más de 216.000 niñas, niños y adolescentes fueron abusados sexualmente por sacerdotes y religiosos en Francia, La cifra llega a 330.000 si se tiene en cuenta a los laicos que trabajaron en las instituciones religiosas.

Los abusos tuvieron un “carácter sistémico” y la Iglesia católica francesa mantuvo una “cruel indiferencia” con las víctimas, aseguró la comisión investigadora. También informó que de los 115.000 sacerdotes censados en los últimos 70 años en Francia, hubo “entre 2.900 y 3.200 pederastas”.

Lo de Francia no es único. Unos 4.000 niñas y niños fueron víctimas de abusos de religiosos en Alemania, y en Estados Unidos aseguran que hay más de cien mil, que suman unas de 11.000 denuncias. También hubo abusos sistemáticos en Chile, Canadá y Australia. No sólo miles de sobrevivientes de abusos le han pedido al papa Francisco que actúe sino que expertos de organismos internacionales también lo han hecho.

Argentina

El papa Francisco es de Argentina, país que también tiene un largo listado de curas abusadores. Curas que aún condenados por la Justicia “terrenal” no han sido expulsados de la iglesia católica.

La Campaña Contra la Prescripción de los Delitos de Violencia Sexual de Argentina busca equipararlos con la tortura. La Red de Sobrevivientes de Abuso Sexual Eclesiástico de Argentina lleva adelante más de 40 casos de curas abusadores.

“Si Francisco quisiera realmente cambiar las cosas ya hubiera echado a todos los curas abusadores que fueron condenados”, repiten los sobrevivientes de abusos. Algunos ejemplos: Jorge Grassi, condenado a 15 años de prisión por abuso sexual agravado y corrupción de menores de la Fundación Felices los Niños en 2009; Justo José Ilarraz condenado a 25 años de prisión por abuso y corrupción de menores contra siete chicos en el seminario Nuestra Señora del Oráculo de Paraná, entre 1985 y 1993; Christian Federico Von Wernich, condenado a prisión perpetua por delitos de lesa humanidad; Juan Diego Escobar Gaviria, condenado a 25 años de prisión por abuso sexual y corrupción de menores contra al menos cuatro niños de su parroquia.

El 10% de los curas, pedófilos

“En Argentina somos cuarenta y cinco millones de habitantes y hay un cura cada siete mil habitantes. Es decir, hay cerca de 6.428 curas. La iglesia generó un diez por ciento de curas pederastas, lo que equivale a 642 curas pederastas. De ese porcentaje solo hay denunciados 63 curas. El resto, por decisión de la jerarquía eclesiástica, sigue oculto en los templos”, detalla a Clarín Adrián Vitali.

Adrián Vitali de joven, cuando aún era sacerdote.

Adrián Vitali de joven, cuando aún era sacerdote.

Adrián Vitali tiene 53 años, es cordobés y vive en Río Tercero, Córdoba. Ingresó al Seminario a los 18 años y a los 27 años fue ordenado sacerdote, pero a los tres años renunció. Se enamoró de una mujer, empezaron a salir y quedó embarazada. Lejos de echarlo, en la Iglesia le ofrecieron que la dejara y así él podía seguir con el sacerdocio. Pero él rechazó la oferta, que terminó de convencerlo de la hipocresía de la institución religiosa.

El último libro de Adrián Vitali.

El último libro de Adrián Vitali.

Vitali no sólo se casó y tuvo hijos sino que escribió dos libros: “Cinco Curas, confesiones silenciadas” y “El secreto pontificio, la ley del silencio”, sobre la pederastia en la iglesia.

En el altar. Adrián Vitali dejó los hábitos y se casó por civil y por iglesia.

En el altar. Adrián Vitali dejó los hábitos y se casó por civil y por iglesia.

-¿Le sorprendió el informe de Francia? 

-Cuando leí el informe me acordé del testimonio de Sergio Decuyper que está en mi libro “El Secreto Pontificio, la ley del Silencio”. El mismo papa que hoy siente vergüenza por lo sucedido en Francia le pidió que no denunciara a su tío sacerdote abusador en el 2019. Creo que la expresión del papa fue acorde a la circunstancia, pero en la praxis los siguen ocultando a los curas y obispos pederastas. El papa lo invito a Santa Marta y le dijo que le creía pero que tenia que perdonar a su tío que estaba enfermo. Esto sucedió hace dos años, no hace cincuenta años. Fue después del simposio de la pederastia en Roma, que  el mismo papa había convocado para resolver el problema de la iglesia con los abusos. No basta para las víctimas con que el papa se avergüence por lo sucedido en Francia. El papa tendría que tomar el ejemplo de la iglesia francesa y abrir los archivos secretos a las organizaciones de abuso eclesial, para que accedan a los expedientes de los curas abusadores y puedan llegar despues de muchos años a encontrarse con una justicia largamente esperada. La vergüenza que pueda sentir el papa jamás se podrá comparar con la necesidad de justicia que tienen las víctimas.

Sergio Decuyper tiene 43 años y hace poco pudo denunciar ante la Justicia que su tío, el cura José Francisco Decuyper, lo violó en su casa de Paraná, Entre Ríos, cuando tenía 5 años. El abuso fue en 1982. En la casa de sus abuelos paternos, un fin de semana que el tío fue de visita. El abuso fue en el baño. Ya era sacerdote, en el Seminario de Paraná.

Sergio escribió una carta, que tituló “La víctima soy yo. Y yo soy católico”, dirigida al Papa Francisco, con quien habló varias veces de este abuso, por teléfono y en persona. Sergio esperó que Francisco lo apoyara y lo acompañara con su denuncia, pero sólo encontró negación. Sólo pide que los abusos no prescriban.

-¿Los abusos que muestra el informe de Francia pasan en todos lados? 

-El infierno que se revelo en Francia sucedió en todo el mundo. La iglesia siempre consideró al abuso infantil por parte de sus sacerdotes solo un pecado, por la debilidad de la carne. Este pecado se absolvía en la confesión por parte de otro sacerdote. Nadie podía revelar el sigilo sacramental, porque si lo hacía quedaba excomulgado. La ley del silencio instaló la impunidad de los sacerdotes.

-¿Y en Argentina?

-En Argentina, como en muchos países del tercer mundo, la impunidad sigue gozando de buena salud. Por la complicidad de los poderes de turno. El poder político, judicial económico y eclesial. La asimetría de los poderes frente a las víctimas siguen siendo desproporcionados. Las víctimas para denunciar siempre tienen que confesarse públicamente frente a sus familiares y a la sociedad.

-¿Por qué no se excomulga de la iglesia a curas con sentencia y condena?

-No se los excomulga porque para la iglesia no es grave abusar de un menor. El abuso es solo un pecado de la debilidad de la carne, que se resuelve rezando. Dentro de las penas que la iglesia tiene en su legislación que es el código de derecho canónico, la pena más grande es la reducción al estado laico del sacerdote. La mayoría de las sentencias de la congregación para la doctrina de la fe no fue la expulsión sino la suspensión del ministerio.

-¿Por qué se siguen tapando abusos desde la propia Iglesia y también a veces desde la Justicia?

-La iglesia sigue encubriendo porque está convencida que no es una acción grave. Por eso el cura Grassi sigue siendo sacerdote después de todo lo que hizo. Para salvar a sus sacerdotes, la iglesia busca todos los medios para lograrlo. Comprando el silencio de las víctimas, firmando un pacto de confidencialidad, hablando a jueces y a políticos a cambio de bendiciones políticas.

Vitali plantea en el libro que la Iglesia debe cambiar su concepción antropológica y que los niños que se preparan para la primera comunión no se confiesen más de forma privada, sino de manera comunitaria. Asegura que el 95% de los curas abusadores usa la confesión para elegir a sus víctimas, indagar sobre su sexualidad y su situación social.

-¿Tan peligroso es confesarse?

-La confesión de los niños antes de la primera comunión tendría que reemplazarse por la confesión comunitaria. La confesión privada es uno de los espacios donde comienzan los abusos por parte de los sacerdotes. Que un niño tenga que confesar en secreto sus culpas a una persona desconocida,  sin poder contarle a sus padres qué le dijo al sacerdote, porque si lo hace cae en pecado mortal por violar el sigilo sacramental, es un mensaje cruel en la formación de su psiquismo. Lo que nunca se le puede contar a los padres siempre es algo malo que merece ser castigado. El 95% de los curas abusadores usa la confesión para indagar sobre la sexualidad del niño y sus situación social. A través de la confesión los curas abusadores seleccionan a sus víctimas.

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