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Fracasó el fideicomiso del trigo que buscó armar el Gobierno para bajar el precio de la harina

“No es un instrumento que combata esta problemática”, aseguró la Federación que nuclea a las empresas de la industria molinera.

La Federación que nuclea a las empresas de la industria molinera rechazó formar parte del fideicomiso del trigo que buscó armar el Gobierno, desde la Secretaría de Comercio que conduce Roberto Feletti, para intentar bajar el precio de la harina.

“No es un instrumento que combata esta problemática”, señalaron desde la Federación Argentina de la Industria Molinera (FAIM), a través de un comunicado.

Y agregaron: “Las empresas observan con temor el funcionamiento del mismo dado las experiencias negativas con modelos que proponían soluciones similares“.

En ese sentido, informaron: “La mayoría de las empresas nucleadas en esta federación ratifican su negativa a este Fideicomiso e instalan la necesidad de abordar modelos alternativos de solución y dejan sujeta la decisión de participar o no a cada empresario molinero”.

El rechazo de la FAIM se suma a la decisión que tomó la Asociación de Pequeñas y Medianas Industrias Molineras de la República Argentina.

“Los mecanismos de reintegros y los requisitos exigidos para participar del fideicomiso que se pretende son de imposible cumplimiento para las pymes. El régimen nuevamente propone vender la harina a precio subsidiado (por debajo del costo de fabricación), para luego recibir una compensación por parte del Estado sin considerar que el trigo es la variable con mayor riesgo de predictibilidad en el mundo de hoy”, señaló la entidad que nuclea a unas 38 pymes molineras.

En el Gobierno defendían esta noche la vigencia del fideicomiso y hasta sugerían que habría noticias de los primeros desembolsos en las próximas horas.

“Lo que se pide para anotarse no es muy complejo, sí es muy legal”, sugerían.

“Se pide que no tengas deudas con la AFIP, que todos los trabajadores estén en blanco, que puedas demostrar tu facturación. Son reglas que imponen los fondos públicos”, le respondían desde la otra parte.

La creación del fideicomiso fue anunciada por Feletti en marzo, cuando el precio del trigo escalaba por el conflicto entre Rusia y Ucrania y llegaba a los 415 dólares la tonelada en el mercado de Chicago.

“Ante la necesidad de proteger el mercado interno y el requerimiento de la industria de contar con una herramienta que permita generar certidumbre y eliminar la volatilidad de los precios de la harina y el trigo, el Gobierno Nacional acordó la creación de un fideicomiso que contempla volcar al mercado doméstico 800 mil toneladas de trigo”, indicaron desde el Gobierno.

En ese momento, la Asociación Argentina de Trigo (Argentrigo) había planteado críticas a la medida. “El Gobierno no tiene margen político para subir las retenciones y esto actúa como una retención. Estas 800.000 toneladas de trigo van a subsidiar el precio de la harina y los fideos en góndola. Obviamente esto lo va a terminar pagando el productor, porque si bien lo van a depositar los exportadores, se lo van a terminar descontando al productor del precio de compra. Además de que funciona como una falta de estímulo, lo grave de esto es que no hay un ataque a la inflación desde el punto de vista técnico y formal, por lo tanto no va a servir”, cuestionó su presidente, Miguel Cané.

El rechazo de las empresas

La Federación Argentina de la Industria Molinera (FAIM), entidad que nuclea el 96% de oferta interna y el 100% de las exportaciones de harina de trigo del país, desea comunicar lo siguiente:

Observamos con preocupación y reconocemos la gravedad de los fenómenos inflacionarios ya transitados en diversas etapas de la historia económica argentina, que golpean el poder adquisitivo de la sociedad afectando de manera más profunda a las familias vulnerables vía el precio del pan.

El Fideicomiso pretende estabilizar el valor del trigo debido a factores externos que aumentaron significativamente su precio, procurando evitar que se trasladen estos aumentos a la harina de trigo, a todas sus variedades y derivados.

Estamos convencidos que este, no es un instrumento que combata esta problemática, por ello hemos presentado oportunamente distintas alternativas en búsqueda de una herramienta que se aplique como política publica que asegure el objeto final que se plantea en este modelo.

El sistema no favorece ni perjudica a ninguna empresa en particular, puesto que las bondades y defectos del sistema aplican para todos los participantes de manera equitativa y proporcional a la molienda de cada uno; no obstante, las empresas observan con temor el funcionamiento del mismo dado las experiencias negativas con modelos que proponían soluciones similares.

Por lo tanto la mayoría de las empresas nucleadas en esta federación ratifican su negativa a este Fideicomiso e instalan la necesidad de abordar modelos alternativos de solución y dejan sujeta la decisión de participar o no a cada empresario molinero.

La molinería estará a disposición de la sociedad siempre, redoblando esfuerzos como ha sido su marca registrada a lo largo de la historia, con o sin conflicto bélico mediante, con la única premisa de poder seguir acercando un producto tan básico y necesario para todas las mesas y alacenas del país.

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