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Ex director de Salud del Banco Mundial: “La injerencia de la política partidista en la pandemia fue devastadora”

Lo afirma en una entrevista con Clarín Cristian Baeza. El ahora director ejecutivo de dos importantes instituciones de Salud en Washington, habla de los errores de la OMS y de los gobiernos frente al Covid.

“Esta pandemia puso en jaque la independencia de la OMS… la ONU es demasiado cuidadosa de no herir susceptibilidades, en especial de Estados Unidos y China”. No solo esto lanzó Cristian Baeza, médico que hasta 2017 dirigió el área de Práctica Global de Salud, Nutrición y Población del Banco Mundial. En una entrevista sobre el Covid, apuntó que se perdieron meses en el desarrollo de vacunas, culpa de que la OMS “no actuó en forma expedita”.

Baeza se formó como cirujano y luego se especializó en salud pública en la prestigiosa Universidad Johns Hopkins. Aseguró que tiene “61 años muy vividos” y se disculpó por no seguir las cifras más finas del Covid en Argentina. Es chileno, pero mira la realidad regional desde Washington, como director ejecutivo del Centro Internacional de Fortalecimiento de Sistemas de Salud (ICHSS) y del Centro Global para el Desarrollo Saludable (CHD).

-¿Qué consecuencias del Covid en los sistemas de Salud le parecen, a esta altura, evidentes?

-Uno es la fragmentación. El mayor exponente es Estados Unidos. Creo que hay pocos países tan federales como Argentina. Aun cuando podrían separarse, las provincias tienen el acuerdo de estar juntas. Pero la fragmentación está, no solo en la atención primaria municipal, las obras sociales y ministerios provinciales, el PAMI y las prepagas, sino también en la descentralización de la formulación de las políticas. Esto dificulta las cosas. En países más chicos como Chile, es menos complejo. La fragmentación del sistema y de la política le pasa la cuenta a la gente. La pandemia lo puso en evidencia.

-¿Cómo cambiaría eso?

-Soy promotor de la integración de los sistemas, pero cada país tiene su acuerdo social. Argentina es federal y es por una razón. Pero, ahí donde la fragmentación sea importante, habría que integrar, quizás no un sistema único de salud, pero sí un mecanismo de organización para ser “uno” en las respuestas. El COFESA me pareció una buena forma de buscar unidad. La descentralización puede dar dificultades u oportunidades, si se articula bien el rol federal de ecualizar entre las provincias.

-Es difícil emparejar los distintos intereses…

-Claro. Para que esto ocurra hay que generar incentivos. Que implique sumar y crecer.

"La falta de transparencia jaqueó su credibilidad", dice Baeza sobre la OMS.

“La falta de transparencia jaqueó su credibilidad”, dice Baeza sobre la OMS.

-Hablemos de las vacunas Covid. En Argentina llegaron con demora y de a pocas. Ahora, con la variante Delta en la mira, faltan aplicar muchas segundas dosis. ¿Qué opina?

-Voy a ser cauto. Al ser los países ricos los más afectados inicialmente, el rol de los organismos internacionales era clave para que hubiera igualdad en el acceso a la salud. Los países ricos se aseguraron de tener vacunas para ellos y los organismos multilaterales quedaron en jaque. Los problemas de disponibilidad eran anticipables. Muchos países tardaron en darse cuenta de que, o tenían una política muy activa en buscar soluciones bilateralmente o no iban a tener vacunas a tiempo.

-¿Qué otros errores se cometieron?

-Hay un tema con la posibilidad de tener liderazgos persuasivos y creíbles para mantener la disciplina de las medidas como distanciamiento, barbijos… Hubo una excesiva injerencia del tema político partidista. No solo fue un problema en Estados Unidos, que no pudo haber estado más polarizado. La visión de que la rivalidad política es trasladable al uso de mascarillas y vacunas fue devastadora. Es global pero, con mucho respeto a mi América latina, hubo un excesivo triunfalismo respecto de en qué punto de la pandemia estábamos.

-¿Podría describir mejor lo del “excesivo triunfalismo”?

-En marzo-abril de 2020 teníamos muy pocos casos y se decía “estamos muy bien”. Iba a ser una mancha de aceite. Mirar el corto plazo produce mucha ambigüedad en la población. Se decía “nos van a llegar las vacunas muy rápido, nos van a salvar”, cuando habría que haber dicho “la mayoría son efectivas, pero no tan efectivas como para manejar el contagio”. Hasta se dijo “miren qué bien lo hizo India”. La pandemia no terminó. Soy muy cauto en decir quiénes van a ser los vencedores.

-¿Cómo se explica esa comunicación ambigua, si son tan claros sus perjuicios?

-Hay cuatro elementos. El primero, ignorancia. Pocas veces en la historia enfrentamos una situación que exigiera una respuesta tan vertiginosa. Lo segundo es que la ignorancia llevó a que, ante la necesidad de informar, los gobiernos llenaran vacíos comunicacionales con mensajes que tal vez no eran ciertos. Uno se tienta con tranquilizar al paciente negándole la verdad; a nadie le gusta dar malas noticias, pero es nocivo. Lo tercero es la falta de cohesión social de América latina de los últimos cinco años, que nos pasó la cuenta. Las crisis políticas de nuestras democracias minaron la credibilidad cuando más se necesitaba. Lo cuarto es que esto fue un desastre: un virus sin tratamiento ni vacunas y frente al cual la única forma de respuesta es quedarse en casa.

-Habló del mal funcionamiento de los organismos multilaterales. ¿Podría detallarlo?

-Seguimos viviendo en el siglo XX, incluso en el XIX. La soberanía nacional predomina sobre la global. El diálogo ocurre desde la individualidad, lo que fragmenta la salud global. Los virus, las bacterias y las catástrofes no tienen fronteras. En segundo lugar, yo trabajé en la Organización Mundial de la Salud (OMS) y le tengo mucho cariño, pero su dependencia de los países más poderosos le dificultó proteger a los países en desarrollo. Me duele decirlo.

-¿Qué hizo mal la OMS, específicamente?

-Ya pasó con la gripe A en 2009: no actuó en forma expedita para exigir transparencia epidemiológica a China en el brote inicial. Luego hicieron un buen trabajo científico, pero la falta de transparencia jaqueó su credibilidad. No creo que alguien haya escondido la pelota. El tema es la dependencia de organismos como las Naciones Unidas respecto de sus gobiernos miembro. Es estructural: los sistemas multilaterales son propiedad de los gobiernos. Si usted es propiedad de un gobierno, es muy difícil. Así, la ONU es cuidadosa, diría “demasiado” cuidadosa en no herir susceptibilidades, en especial de Estados Unidos y China.

-¿Pero cree que se podría haber evitado la pandemia?

-No sé. Especulando, me hubiera gustado tener esos dos o tres meses extra con el virus tipificado. Los mecanismos de vigilancia globales no entraron en completa alarma roja sino hasta febrero. Es un lapso importante, pensando en el desarrollo de vacunas. “Evitado la pandemia”, no sé, pero el mundo hubiera respondido antes. En este caso significa vidas.

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