Un informe privado marcó que entre enero y noviembre se despacharon 2.200 toneladas, cuando a la misma altura del año pasado eran 29.000 toneladas. Atraso cambiario, menor competitividad, caída de mercados y fuerte competencia internacional, las razones
El sector porcino se apresta a cerrar un año con una dinámica marcadamente diferente a la que se venía dando, por lo menos, en el último lustro. Según un informe de JLU Consultores, especializado en esta actividad pecuaria, en el tramo enero-noviembre de 2022 se concretó un proceso de fuerte caída en las exportaciones continuando con la tendencia de los últimos meses de 2021, mientras que las importaciones de carne de cerdo se estabilizaron en un nivel alto, muy por encima de lo embarcado al exterior.
Así, el trabajo dirigido por Juan Uccelli, marcó que durante noviembre se exportaron 430 toneladas de vísceras y subproductos de cerdo (nada de carne), lo que significó una caída del 21,8% respecto al mismo mes de 2021 y del 84,5% en comparación con dicho período de 2020. Pero si se toma en cuenta el acumulado de los primeros 11 meses, los resultados son aún peores, ya que los despachos alcanzaron apenas las 2.200 toneladas, una merma del 91,6% con el 2021 cuando se embarcaron 29.000 toneladas y del 93,7% con el mismo período de 2020.
Ahora bien, estos números cambian sensiblemente para la importación. En noviembre, ingresaron al país 2.200 toneladas de carne de cerdo, volumen que si bien es un 51,4% menor en la comparación interanual, permiten un acumulado de los primeros 11 meses de 34.000 toneladas adquiridas, lo que significa un crecimiento respecto al mismo período de 2021 del 2,7% y del 103,6% respecto a 2020. Así, en términos monetarios, esto implicó importaciones por USD 85 millones y exportaciones por USD 2 millones, remarcó Uccelli.
“Este es el problema más serio que tiene el sector: la balanza comercial, tanto en volumen como en dinero. Las importaciones no tienen muchas explicaciones hoy, porque existen un montón de trabas para realizarlas, pero les están dando USD 6 millones mensuales para traer carne de cerdo que tenemos acá, que no nos falta”, dijo Uccelli a Infobae, quien remarcó que lo comprado corresponde a un 60% que se comercializa como carne fresca y un 40% procesado.
Para el especialista, “es increíble que exista tanta facilidad para traer un producto que fabricamos localmente, como la carne de cerdo, y estén complicadísimas las importaciones de vitaminas y minerales para los núcleos que damos a nuestros cerdos y la mejora genética, que necesitamos para seguir siendo eficientes”.
Uccelli entiende que esta gran diferencia en la balanza comercial es el resultado de una falta de competitividad argentina y precios internacionales que hacen conveniente su importación: “Seguimos con un dólar atrasado, demasiado moderado, y continuamos trayendo mercadería de países a un precio por debajo del costo de producción, en especial de Brasil, que está colocando mercadería a diestra y siniestra”.
Además, el especialista agregó que la situación se vio agravada debido a que “se cayeron algunos mercados en el exterior (como China), pero sobre todo no es negocio exportar. Es más interesante el precio local que el de afuera. La gente no come vidrio y prefiere colocarlo en el mercado interno”.
“Para valientes”
Más allá de que las importaciones de carne de cerdo superan con creces los despachos al exterior, Uccelli considera que existe un combo de falta de competitividad, no solo por el atraso cambiario, sino también por el componente impositivo. “Hay que tener en cuenta que la exportación tiene retenciones (9%) y la devolución del IVA se retrasa mucho”, comentó.
“El sistema de exportación de Argentina es para valientes y conlleva un riesgo muy alto. No solo el sector porcino argentino compite con los demás países, sino también con la incertidumbre de no saber cuándo se cobra la devolución de impuestos. Hay gente que tiene demorada la devolución del IVA hace dos años”, indicó.
Por otro lado, Uccelli planteó que “hay un descalabro con el tipo de cambio. Si hubiera un dólar más lógico, con valores como el dólar soja de 230 pesos, el kilo de cerdo en Argentina costaría USD 1,28 y seríamos muy competitivos para exportar. Hoy hay un muy buen negocio para el importador y uno pésimo para el exportador. Si se implementa un tipo de cambio como el ‘dólar soja’ hoy la tonelada de carne de cerdo valdría USD 1.800 y se podría exportar a USD 2.100 haciendo un buen negocio”.