Martín Hadis invitó a la reflexión y explicó por qué las imágenes del telescopio James Webb, que reveló la NASA, son un gran punto de partida para abrir discusiones filosóficas más amplias
A priori pueden parecer dos conceptos poco o nada parecidos. Sin embargo, la ciencia afirma que comparten mucho más de lo que pensamos. Como si el cerebro fuese una suerte de representación en pequeña escala del universo, los especialistas se han ocupado de comparar detalladamente dos de los sistemas más complejos de la naturaleza.
A esta línea de investigación se sumó Martín Hadis, un investigador “sui generis”, con intereses tan diversos como prestigioso es su linaje académico: licenciado en sistemas, con un master en el MIT, estudió literaturas germánicas medievales en Harvard, antropología en la Universidad de North Texas, es docente en la Universidad Di Tella y la Universidad de Belgrano, entre otras.
Según el experto, que “somos nada” es una de las frases más empleadas desde que el telescopio James Webb nos mostró las galaxias más distantes jamás detectadas. Y, ¿cómo no pensarlo? Las fotos corresponden apenas a la porción del firmamento cubierta por un grano de arena sobre un dedo visto con el brazo extendido. “Los invito a repensar esa idea”, reza el comienzo de un hilo de Twitter que publicó Hadis y que sin duda invita a la reflexión.
“Para empezar, es cierto que nuestro tamaño es infinitesimal. En comparación con las dimensiones de las estrellas y galaxias, y las distancias que nos separan de ellas, somos meras motas de polvo en un universo cuya vastedad va más allá de lo imaginable. Y en lo que respecta a nuestro tiempo de vida, somos hierba de un solo día. En comparación con la duración del cosmos, duramos menos que un parpadeo”, aseguró.
Y continuó: “Todo parecería confirmar que somos absolutamente insignificantes. Y sin embargo, al evaluar nuestro significado en el universo, no podemos dejarnos encandilar por magnitudes lineales tales como la duración, el tamaño o distancia. Estas son (a mi juicio) medidas completamente inadecuadas para evaluar nuestra importancia en el cosmos. Hay otra medida mucho más significativa: la complejidad. En ese eje, el cerebro humano es el objeto más complejo en el universo conocido. De hecho, es tan complejo que nuestras nociones de cómo funciona son aún tremendamente toscas”.
Según Hadis, si bien en promedio el cerebro humano pesa apenas un poco más de un kilo, con sus 100 billones de interconexiones neuronales y 100 mil millones de neuronas es mucho más complejo que cualquier otra estructura. “La única estructura comparable al cerebro humano, ya comprobado por el telescopio James Webb, es la del universo”, manifestó el especialista.
¿Qué similitudes tiene el cerebro con el universo?
1. Estructuras similares
El profesor explica que en las galaxias se acumulan grupos de estrellas que crean supercúmulos y que la Vía Láctea, la galaxia que habitan los seres humanos, forma parte de uno de esos grupos, el cual es llamado Laniakea. A su vez, los supercúmulos se unen a otros en todo el universo, por lo que una gran escala de todos ellos luce como la estructura de las conexiones neuronales.
2. Composición de los sistemas
El usuario detalla que el universo observable está conformado por una red cósmica de 100 mil millones de galaxias aproximadamente y que el cerebro humano tiene una una red neuronal con una cantidad similar de neuronas. Además, agregó que solo el 30% de sus masas están compuestas por galaxias y neuronas. Pues el 77% del cerebro es agua y el 72% del universo es energía oscura. “Ambos componentes, según los autores, juegan un rol similar pasivo q permite reconfiguraciones en su sistema respectivo”.
3. Cantidad de filamentos conectados
Por otra parte, menciona que la cantidad de filamentos conectados por nodo, en la red neuronal, así como en la red del universo es similar. Martín dice que, según el estudio “Comparación cuantitativa entre la red neuronal y la red cósmica” escrito por Franco Vazza (astrofísico de la Universidad de Bolonia) y Alberto Feletti (neurocirujano de la Universidad de Verona), la red cósmica presentaba en promedio de 3.8 a 4.1 conexiones por nodo, mientras que la corteza del cerebro humano, entre 4.6 y 54.
4. Almacenamiento de la memoria
El investigador asevera que un estudio reciente, del cual no da más información, sugiere que la memoria del cerebro humano es de unos 2.5 petabytes y que otro estudio realizado por Vazza explica que la memoria necesaria para almacenar la complejidad del universo es de unos 4.3 petabytes. Un petabyte es el equivalente a mil 24 terabytes, que a su vez es el equivalente a una cantidad de almacenamiento de mil 24 gigabytes.
“Según explican los investigadores, esta similitud implica que el volumen de información entero que se almacena en un cerebro humano (por ejemplo, toda la experiencia de vida de una persona) podría también codificarse en la distribución de galaxias de nuestro universo”, dice el experto.
Para finalizar, Hadis resume que “pensándolo así, la noción de insignificancia tambalea. No somos, después de todo, tan irrelevantes”. Y concluye: “Cada uno de nosotros alberga dentro de sí una complejidad similar a la del universo entero. Espero se sientan un poco mejor al contemplar galaxias distantes”.