Mientras el PBI apunta a una mejora del 10% luego del desplome de 2020, el consumo masivo sigue rezagado, a pesar de la recuperación del último cuatrimestre.
Este año se prevé que la economía va a crecer casi un 10%. Sin embargo el consumo masivo, aún con la recuperación que viene teniendo en los últimos cuatro meses, finalizaría con una nueva caída por sexto año consecutivo.
Esa retracción en las ventas de supermercados y autoservicios de barrio sería de alrededor de dos puntos, según los datos que maneja la consultora Scentia.
La lógica es la siguiente: el año pasado, como producto de la pandemia, la economía se desplomó un 10% y el consumo masivo “resistió bastante”, explican los analistas, aludiendo a la inelasticidad de la variable: según los registros de la consultora, la merma fue de apenas el 0,1%.
Este año, la recuperación de varios sectores está traccionando la economía, en especial respecto de los bajos niveles del 2020. Sin embargo, las ventas de alimentos y productos de higiene, cosmética y tocador se desaceleraron respecto de la inercia del 2020, cuando muchos consumidores se stockearon en los primeros meses de la cuarentena. Además, las compras en las góndolas reemplazaron a otras (ropa, calzado, salidas, etc) inaccesibles debido a las restricciones sanitarias.
Osvaldo del Rio, director de Scentia, señala que “por un lado la capacidad de compra de la gente está muy deteriorada y por otro, generalmente la reacción del consumo se evidencia más tardíamente que la recuperación de la economía”, dice.
Los datos de esta consultora muestran que las ventas acumuladas hasta octubre dan una caída del 3,7% en promedio y es más profunda en el AMBA (-5%) que el interior del país (-2,8%). También la crisis resulta más contundente en los autoservicios, que cayeron 8,9% frente a una suba del 2,9% de las cadenas de supermercados.
Al analizar el comportamiento de las distintas categorías, en ese periodo, los alimentos rankean primeros en la caida con 9,6%; los productos de desayuno y merienda, caen 4,2%; los perecederos y congelados, 3%, los productos de limpieza de la ropa y el hogar, 2,9%, los de higiene y cosmética 4,8% y las bebidas sin alcohol, caen 0,5%.
Las únicas categorías con resultados positivos son bebidas alcohólicas (2,8%) y los productos impulsivos como snacks y golosinas que acumulan una suba del 7,2%, según Scentia.
Desde la visión de Gustavo Mallo. director de Scanntech, el hecho de “que la economía crezca al 10% no habla ni se relaciona con el bolsillo del consumidor que claramente tiene una menor posibilidad de gasto”, opina. Según esta consultora que releva ventas y precios en autoservicios y cadenas regionales de supermercados, la caída del consumo entre enero y noviembre, llega al 7,4%. Mientras que, en 2020, resultó prácticamente flat (0,2%).
Algo que sucedió este año, recuerda en analista es que “desde marzo a mayo, se vivió una explosión de ventas que no fue consumo real. Si eso no hubiera pasado, habríamos visto numeros negativos como fueron los meses de Enero y Febrero del 2020 y a partir de Junio de ese año también.
Analizando la situación del consumo por familia de productos, según esta medición los alimentos retroceden por encima del promedio de la Canasta (14,8%), mientras Cuidado Personal y Limpieza caen con menor impacto. “Bebidas persiste como la familia de menor retracción, con alcohol cae en consumo en lo que va del año -2,4%, en tanto las Bebidas Analcohólicas caen 2%”, según Scanntech.
Javier González, analista de Nielsen, recuerda que el pico de consumo en los últimos años se dio en 2014 y 2015. Y que “los niveles de consumo actual son similares a los que había en 2006 y 2007″.
Desde la consultora Eco Go, el economista Sebastián Menescaldi señala que la vinculación entre el crecimiento de la economía y la caída del consumo se explica principalmente como consecuencia de la normalización de la pandemia.
“El año pasado la compra de alimentos se elevó principalmente en una parte por acumulación de stocks en la pandemia y mayor consumo en las casas y la actividad cayó. Hoy la actividad volvió al ritmo normal y se normalizó el consumo de alimentos en los hogares (con reducción de los stocks) y aumentó fuera del hogar”, resumió.
Según Damian Di Pace de Focus Market, en el último trimestre del año los comercios acusaron una suba del 3,8% a partir de la inyección de “platita” de parte del Gobierno. Ese impulso haría cerrar el año con un alza promedio de las ventas del 1,2%.