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El padre de la píldora abortiva: algunos piden que gane el Nobel, otros lo comparan con Hitler

Étienne-Émile Baulieu tiene 96 años y hace 50 creó una píldora capaz de abortar un embarazo. Para algunos fue un visionario sobre los derechos de la mujer. Otros lo comparan con Hitler.

Cuando hace casi 50 años se le ocurrió la idea, el doctor Étienne-Émile Baulieu creyó que podría ser revolucionaria. La creación de una píldora capaz de abortar un embarazo transformaría la atención de la salud reproductiva, pensó, porque permitiría que las mujeres evitaran la cirugía, actuaran antes y tomaran sus decisiones en privado.

“Cuando la ciencia responde a la causa de la mujer, es irresistible”, dice Baulieu, de 96 años, endocrinólogo y bioquímico francés con frecuencia llamado padre de la píldora abortiva, un domingo por la tarde en su departamento de un edificio centenario a escasa distancia de la Torre Eiffel.

También esperaba, como escribió en un libro de 1990, que, en el siglo XXI, “paradójicamente, la píldora abortiva pudiera incluso ayudar a eliminar el aborto como problema”.

Tal perspectiva parece más lejana que nunca, especialmente hoy en los Estados Unidos.

Baulieu, de adolescente, transportó armas de la Resistencia francesa, en la Segunda Guerra Mundial. Foto: NYT.Baulieu, de adolescente, transportó armas de la Resistencia francesa, en la Segunda Guerra Mundial. Foto: NYT.

El aborto no sólo continúa siendo un tema muy controvertido desde que la píldora impulsada por Baulieu, mifepristona, se aprobara en ese país en el año 2000, sino que la decisión de la Corte Suprema del año pasado de poner fin al derecho federal al aborto ha dividido al país sobre esta cuestión como nunca antes.

Batallas legales y políticas

Con el tiempo, algunas de las expectativas de Baulieu se han materializado. En la actualidad, el aborto farmacológico, para el cual se toma mifepristona y un segundo fármaco al principio del embarazo, se utiliza en más de la mitad de las interrupciones de gestaciones en los Estados Unidos.

Se prevé que esa proporción aumente incluso en aquellos estados que han prohibido el aborto, donde el uso creciente de las píldoras las ha situado en el núcleo de batallas legales y políticas.

Baulieu fue propuesto para el Premio Nobel por sus admiradores, y comparado con una encarnación de Hitler por sus detractores.

Para Baulieu, que sigue trabajando en su laboratorio de la periferia sur de París, con su despacho que mira a un antiguo manicomio donde estuvo recluido el Marqués de Sade, estos volátiles acontecimientos son los últimos giros de una vida llena de acontecimientos.

De adolescente transportó armas de la Resistencia francesa durante la Segunda Guerra Mundial, con su nombre cambiado, y se refugió en las alturas de los Alpes.

Se afilió al Partido Comunista y lo abandonó en 1956, tras la invasión soviética a Hungría. En la década de 1960 se relacionó con los artistas Andy Warhol y Jasper Johns, como inicio de una serie de amistades con pintores, escultores, músicos y actores que, según contó, contribuyeron a inspirarlo en su trabajo científico.

Ese trabajo le ha valido a Baulieu numerosos honores científicos, entre ellos el Premio Lasker, a menudo considerado el galardón estadounidense más prestigioso en medicina.

Recientemente el presidente de Francia, Emmanuel Macron, le concedió la Gran Cruz de la Legión de Honor, la más alta distinción de ese país. Sus admiradores, además, lo han propuesto para el Premio Nobel.

Por su papel protagónico en el desarrollo de la mifepristona, Baulieu ha sido aclamado como visionario por los partidarios del derecho al aborto y vilipendiado como una encarnación de Hitler por sus detractores, acusación que, en base a sus palabras, le resultaba especialmente chocante por ser judío.

Aunque él y la píldora se han convertido en focos de controversia, Baulieu habla del debate sobre el aborto sin hostilidad, consciente de lo complejo de la cuestión.

“Cuando él cree en algo, es muy calmo al respecto”, comenta Simone Harari Baulieu, compañera sentimental suya desde hace más de 25 años y su segunda esposa desde 2016.

Licenciado en medicina y doctor en bioquímica, Baulieu siempre se ha considerado “un médico que practica ciencia” buscando formas de traducir la investigación en aplicaciones útiles.

La casa que Baulieu comparte con su mujer, que dirige una productora de cine y televisión, está llena de objetos eclécticos.

En un retrato que le hizo el fotógrafo Richard Avedon, Baulieu viste un pulóver negro de cuello alto y sostiene una pequeña píldora blanca en la mano. Encima de una chimenea ornamentada cuelga un cuadro surrealista del artista francés contemporáneo Gérard Garouste en el que aparecen Étienne y Harari Baulieu.

Sobre la mesa del comedor hay dos regalos recientes de la vicepresidenta de los Estados Unidos, Kamala Harris.

La difunta madre de ella, Shyamala Gopalan Harris, investigadora del cáncer de mama, estuvo cerca de un año trabajando en el laboratorio de Baulieu en la década de 1980, colaborando con el médico y científico francés en investigaciones sobre el estrógeno y una proteína de la glándula mamaria. (No trabajó en el fármaco abortivo.) En declaraciones hechas durante un almuerzo en honor de Macron en Washington, Harris mencionó el trabajo de su madre con “el legendario profesor francés Baulieu”.

El instinto innovador de Baulieu podría haberle venido de su padre, el doctor Léon Blum, especialista renal que fue de los primeros médicos en utilizar insulina para los diabéticos y que trató la diabetes de un rey egipcio mientras estaba de luna de miel con la madre de Étienne.

Vida de ciencia

En su juventud, al unirse al laboratorio del científico Max-Fernand Jayle, que había quedado ciego durante un experimento, dijo Baulieu que otros estudiantes pensaban que trabajar para Jayle era un callejón sin salida profesional. Él, en cambio, lo consideraba inspirador y original.

En Calcuta, Baulieu vio a una mujer acunando a su bebé muerto y llevando de la mano a un niño que cargaba a otro de sus hijos. eso cambió su visión de la ciencia.

Mentor y alentador, Jayle, que estudiaba los procesos hormonales de la mujer, le dio a Baulieu oportunidades que le permitieron convertirse en profesor titular a los 31 años.

Marcha pro aborto seguro por los derechos de la mujer, en los Estados Unidos. Foto: Agencias.Marcha pro aborto seguro por los derechos de la mujer, en los Estados Unidos. Foto: Agencias.

En un importante descubrimiento inicial que había eludido a muchos científicos, Baulieu determinó cómo detectar una hormona, la dehidroepiandrosterona, o DHEA, que ayuda a producir estrógeno y testosterona y puede señalar enfermedades como el cáncer suprarrenal.

“Lo hice con una idea simple que, en términos clásicos, tenía poco sentido”, escribió. En lugar de buscar en los extractos oleosos de las glándulas suprarrenales, encontró una forma hidrosoluble en la orina, “como sondear una vinagreta: buscando en el vinagre en lugar del aceite”.

Eso le valió una invitación para permanecer un año en la Universidad de Columbia en los Estados Unidos con Seymour Lieberman, experto en esteroides.

Pero los vínculos comunistas anteriores de Baulieu hicieron que la administración Eisenhower rechazara reiteradamente su solicitud de visado, pese a las súplicas de sus colegas, y recién obtuvo la visa después de que llegara a la presidencia John F. Kennedy.

En busca de una “antihormona”

El camino de Baulieu hacia el desarrollo de la píldora abortiva comenzó en 1961 con la invitación para dar una conferencia de parte de Gregory Pincus, que colaboró en la invención de la píldora anticonceptiva.

Por entonces codirector de la Fundación Worcester de Biología Experimental de Massachusetts, Pincus se convirtió en otro mentor. Propuso que Baulieu viajara a Puerto Rico para observar ensayos clínicos de la píldora anticonceptiva.

“Cuando vi lo que estaban haciendo en Puerto Rico…, era extraordinario para el tratamiento de las mujeres”, expresó Baulieu.

De regreso en París, Étienne empezó a pensar en posibles avances en medicina reproductiva. Durante su residencia médica se había enterado de que algunas mujeres que querían interrumpir su embarazo se introducían palitos para provocar abortos y luego acudían al hospital.

Le escandalizó que algunos cirujanos dieran instrucciones a sus subordinados para que no les administraran anestesia. “Déle una lección que no se va a olvidar”, escuchó que decía uno de ellos,

En 1970, visitaba la India con un grupo de intelectuales cuando una mujer que mendigaba en un puente de Kolkata, conocida entonces como Calcuta, se le acercó acunando a su bebé muerto y llevando de la mano a un niño que cargaba a otro de sus hijos.

“Me produjo una emoción que ha persistido toda mi vida, realmente”, dijo. Empezó a pensar en la idea de una “píldora contra el embarazo”. Supondría una especie de prestidigitación biológica. La progesterona es una hormona clave en el embarazo porque prepara al útero para recibir y albergar al embrión. ¿Y si se pudiera impedir que la progesterona transmitiera sus mensajes celulares? “Yo quería crear una antihormona”, explica Baulieu.

Baulieu, hoy, vuelve al centro del debate por la discusión sobre el aborto en los Estados Unidos. Foto: NYT.Baulieu, hoy, vuelve al centro del debate por la discusión sobre el aborto en los Estados Unidos. Foto: NYT.

Luego de la creación de la píldora, empezó el gran debate.

Tras la aprobación de la RU-486 (así se llamó a la píldora), la doctora. Elisabeth Aubény, ginecóloga y obstetra, informó que su hospital se la había dado a pacientes que la agradecían pero también que se encontró con manifestantes que se encadenaron a las mesas de operaciones.

A partir de la década de 1980, Baulieu recibió cartas de odio, algunas de ellas antisemitas. En Canadá un cartel mostraba su foto y las palabras “Se busca por genocidio”.

Otro en San Francisco lo equiparaba al médico nazi de campos de exterminio Josef Mengele, llamándolos “hermanos de sangre”. En Nueva Orleans estalló una bomba pequeña en una conferencia en el momento en que hubiera intervenido Baulieu de no haber sido por retrasos en su viaje, confirmó. También recibió cartas de agradecimiento.

Hoy, en tanto que algunos estados en los Estados Unidos prohíben casi todos los abortos y proponen medidas contra el aborto farmacológico, otros estados y la administración Biden han tomado medidas para ampliar el acceso a las píldoras abortivas.

Las pacientes pueden consultar a proveedores de servicios de aborto vía telemedicina y recibir por correo las píldoras prescriptas.

Una nueva norma de la FDA permite que farmacias reciban recetas de estas píldoras. Y en los estados que prohíben el aborto, muchas pacientes las encargan a una organización de telemedicina abortiva en el extranjero.

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