Gerardo Valvecchia es de Quilmes y representa en Latinoamérica a una fundación que realiza este tipo de misiones humanitarias. Al regreso, operó a 500 personas en tres jornadas en Berazategui.
Gerardo Valvecchia es un oftalmólogo de Quilmes que viajó a Senegal, integrando una expedición que operó a 1062 pacientes con cataratas.
El viaje al país de la costa Este africana fue impulsado por la Fundación Elena Barraquer, creada por la española Elena Barraquer Compte, que se dedica a realizar misiones humanitarias curando la vista a miles de pacientes.
Valvecchia es el representante de esta fundación en Latinoamérica y volvió de África con el nuevo objetivo de operar a 500 pacientes en Berazategui, meta que logró en tres jornadas seguidas, y hacer cirugías también en Salta, Chaco, Rosario y Córdoba.
En Senegal trabajó en el Hospital Militar de Dakar, donde durante cinco días fueron operados 1.062 personas. “La cantidad de pacientes fue bastante elevada, sumado a la complejidad de los casos. Hubo algunos muy extremos“, cuenta el oftalmólogo.
En los casos de cirugías realizadas a niños, la misión fue financiada por la Fundación Leo Messi.
Él fue el único argentino del equipo compuesto por 31 personas provenientes también de España, Venezuela, Italia y Sudáfrica, entre oftalmólogos, instrumentistas y técnicos en anestesia.
Cargados con más de 80 bolsos con instrumental e insumos para las intervenciones, comenzaron a realizar este desafío. “En África, aparte de la necesidad de mucha gente de realizarse la operación, los médicos no tienen a veces la destreza para hacer esa cirugía. Allí faltan recursos económicos y humanos“, sostiene el argentino.
Las cataratas son la principal causa de ceguera y suceden cuando el lente natural del ojo se nubla. La única forma de curarla es a través de una operación en la que se aspira la catarata y se limpia nuevamente el cristalino ocular.
“Es muy costosa la cirugía. Las máquinas, los insumos y los geles especiales son caros. La operación lleva un lente intraocular que reemplaza la ‘lupa’ que no funciona, que es el cristalino ocular. La operación puede tener de costo, como mínimo, ciento y pico de dólares”, afirma Valvecchia.
“En países en vías de desarrollo -detalla-, cuatro de cada cinco personas que son ciegas podrían no serlo de someterse a esta operación que dura 10 minutos”.
Entre tantas situaciones y momentos vividos, Valvecchia cuenta una historia de un paciente que lo marcó.
“Operamos a un mecánico de 50 años que estaba ciego de los dos ojos. Cuando hicimos la cirugía para el segundo me dice: ‘Hace cinco años vengo vendiendo todas mis herramientas para poder comer y ustedes me devolvieron mi capacidad de trabajar‘”, recuerda. “Tenemos un montón de personas que no conocen las caras de sus nietos. La vista es fundamental”, reflexiona el médico argentino.
“En África -insiste- muchas personas quedan derrumbadas en sus casas hasta no poder recuperar la vista”. Él continuará realizando viajes para ayudar a que gente recupere la vista.
Todos los médicos de la fundación se pagan sus pasajes y llevan sus materiales. “Viajé con mi hija cuando ella tenía 18 años y terminó arriba de una camilla agarrando la cabeza de un nene para que no se moviera. Es que en estas situaciones sacás cosas de adentro tuyo que no sabés que tenés para ayudar al otro. No sé que nos motiva pero seguiremos haciéndolo y cuantos más seamos mejor”, finaliza.