El hombre de 78 años tomó cinco botellas y se fue en moto. Quedó atrapado en medio del bosque de Khong Ta Bang.
No hay un límite de edad para vivir una noche de alcohol y locura. Se estima que es algo más propio de los jóvenes que, inexpertos y llenos de energía, bebés más de lo que deberían y ponen sus vidas en manos de la borrachera. Pero para el jubilado Franciscus Johannes van Rossum, la salida más descontrolada de su vida fue la del 31 de agosto pasado, cuando llegó a un bar a las 2 de la tarde para tomar una cerveza.
El hombre de 78 años es holandés, pero está instalado junto a su esposa tailandesa en la provincia de Phetchaburi, del país asiático. Aquel martes por la tarde llegó al bar y pidió una pinta, pero desde ese momento las cosas comenzaron a complicarse. En total terminó bebiendo cinco botellas de la cerveza local marca Chang y, tres horas después, se subió a su moto y abandonó el lugar.
La investigación logró delinear que desde el bar se dirigió a un monasterio budista y luego al bosque de Khong Ta Bang, donde apabullado por una tormenta, se desorientó y ya no supo cómo escapar.
La investigación logró delinear que desde el bar se dirigió a un monasterio budista y luego al bosque de Khong Ta Bang. Foto: Facebook Royal Coast Review Thailand
Nadie supo hacia dónde iba, tampoco volvieron a verlo y en su casa su esposa Rachot Chanwijit, de 61 años, se preocupó cuando cayó la noche y su marido no daba señales de vida. “Estuve tratando de llamarlo la noche en que lo vieron por última vez, pero no respondió, así que fui al bar. No estaba allí”, contó la mujer que vivía la búsqueda con desesperación.
Al día siguiente la tensión se cortó cuando recibió un llamado a su teléfono. Corrió a atender. Era él. Le confesó que las cosas se le habían ido de control y que se fue con su moto hacia el bosque pero que no sabía las coordenadas exactas donde estaba. Llovía torrencialmente y la comunicación se fue interrumpiendo cada vez más hasta que finalmente la llamada se cortó y no pudieron volver a contactarse.
24 horas después, el 2 de septiembre, el teléfono de Rachot volvió a sonar. “Me llamó de nuevo el jueves a la mañana para decirme que la batería de su teléfono estaba a punto de agotarse y que el aceite de su motocicleta se había agotado. Dijo que estaba exhausto y necesitaba ayuda, así que llamé a la policía”.
Rachot Chanwijit, de 61 años, se preocupó cuando cayó la noche y su marido no daba señales de vida. Foto: Facebook Royal Coast Review Thailand
Los agentes comenzaron con la búsqueda e intentaron rastrear sus movimientos entrevistando a las personas que lo vieron por última vez. La última evidencia de su paradero se registró en imágenes de las cámaras de seguridad en el distrito de Kaeng Krachan, que estaba a unos 40 kilómetros del bar.
El dueño del pub, Bunteam Kiawgaew, fue el primer testigo al que las autoridades fueron a contactar. Él había visto por última vez al hombre y le contó a los oficiales que Franciscus “vino a beber cinco botellas de cerveza de 2 pm a 5 pm y luego se fue. No sé adónde planeaba ir después de beber”.
Luego, los investigadores ubicaron a un monje local del templo budista Phramongkol Mangkharo. Dijo que vio al jubilado estacionar su moto frente al monasterio, que parecía estar borracho antes de abandonar el lugar, pero que no sabía adónde iba.
“Vino a beber cinco botellas de cerveza de 2 pm a 5 pm y luego se fue”, dijo el dueño del bar. Foto: Facebook Royal Coast Review Thailand
Las autoridades enviaron grupos de búsqueda al bosque de Khong Ta Bang para tratar de ubicar al jubilado, pero fueron los lugareños los que vieron su motocicleta y al inspeccionar el lugar lo encontraron. Eran las 11 de la noche del viernes 3 de septiembre y el jubilado estaba durmiendo en un charco después de una fuerte tormenta.
Las autoridades enviaron grupos de búsqueda al bosque de Khong Ta Bang. Foto: Captura video
Hambriento, deshidratado y esperando un milagro
Cubierto de picaduras de mosquitos y agotado, simplemente esperaba un milagro que le pudiera salvar la vida. Los especialistas lo revisaron y lo notaron deshidratado, fatigado y hambriento. Además presentaba algunos cortes y rasguños leves en el cuerpo, pero no tenía heridas graves.
Aliviado tras el rescate, Franciscus confesó: “Pensé que me iba a morir. La batería de mi teléfono estaba agotada, mi motocicleta se había quedado sin gasolina y estaba lloviendo. No había nada para comer. Me sentí tan aliviado cuando escuché a la gente local. Me salvaron la vida. Estoy tan feliz de estar a salvo y ver a mi esposa nuevamente”.
“Pensé que me iba a morir. La batería de mi teléfono estaba agotada”. Foto: Facebook Royal Coast Review Thailand
La pesadilla había terminado y ahora el hombre pensará dos veces antes de volver a pedir una cerveza en el bar.