Ned Price, portavoz del Departamento de Estado, sostuvo que las penas de muerte contra manifestantes están destinadas a intimidar a la sociedad y suprimir la disidencia
Estados Unidos condenó este lunes la segunda ejecución en Irán de un manifestante detenido durante las protestas que sacuden el país desde hace tres meses y estimó que estas penas de muerte demuestran que el régimen de la República Islámica teme a su propio pueblo.
“Condenamos este trato draconiano en los términos más enérgicos”, dijo a los periodistas el portavoz del Departamento de Estado norteamericano, Ned Price.
“Estas sentencias duras, y ahora la primera ejecución pública (por las manifestaciones) están destinadas a intimidar al pueblo de Irán, están destinadas a suprimir la disidencia y sencillamente demuestran lo mucho que los dirigentes iraníes tienen miedo de su propio pueblo”, añadió.
En la ONU, el portavoz Stephane Dujarric pidió el cese de las ejecuciones y dijo que “no hay lugar para la pena capital”.
Por su parte, el secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres, estimó que “las circunstancias fueron particularmente crueles”, según reveló Dujarric.
“No hay lugar para la pena capital y queremos garantizar que no se llevan a cabo más ejecuciones”, dijo el portavoz de Naciones Unidas Farhan Haq.
Majidreza Rahnavard, de 23 años, fue condenado a muerte por un tribunal de la ciudad de Mashhad (noreste) por matar a dos miembros de las fuerzas de seguridad y herir a otras cuatro personas, según informó la agencia de noticias del poder judicial Mizan Online.
Fue ahorcado en público en la ciudad, en vez de en el interior de la prisión, añadió.
El joven fue arrestado el 19 de noviembre, acusado el 24 y su juicio se celebró el 29, mismo día en el que fue condenado a muerte, después de supuestamente confesar sus crímenes, según medios iraníes.
La ejecución de Rahnavard se produjo cuatro días después del primer ahorcamiento de un preso condenado por participar en la reciente oleada de protestas, que han derivado ya en nueve condenas a muerte.
Haq dijo que la ONU ha trasladado su preocupación a Irán a varios niveles y que ha insistido a Teherán en la necesidad de que se permitan las protestas no violentas.
“Queremos asegurarnos de que no hay un uso excesivo de la fuerza y de que el derecho a la protestas pacíficas y a la asamblea se respetan. Ahora mismo, sobre el terreno, hay señales muy preocupantes de que eso no está ocurriendo”, dijo el portavoz.
Según la ONG Iran Human Rights (IHR), con sede en Oslo, en estos tres meses de protestas han muerto ya al menos 400 personas y se han practicado unas 15.000 detenciones. Entre los fallecidos hay al menos 44 menores, 34 de ellos por disparos con fuego real en la cabeza u órganos vitales, según denunció hoy Amnistía Internacional (AI).
El director de IHR, Mahmood Amiry-Moghaddam, afirmó que Rahnavard “fue condenado a muerte basándose en confesiones coaccionadas tras un proceso manifiestamente injusto y un juicio espectáculo”.
“La ejecución pública de un joven manifestante, 23 días después de su detención, es otro grave crimen cometido por los dirigentes de la República Islámica y una escalada significativa del nivel de violencia contra los manifestantes”, declaró a la agencia AFP.
Rahnavard fue condenado en la Corte Revolucionaria de Mashhad, según Mizan. Esas cortes han recibido críticas internacionales por no permitir que los acusados elijan a sus abogados o tengan acceso a las pruebas en su contra.