En las últimas dos semanas, los nuevos contagios aumentaron el 182% en la Argentina, según los datos del Ministerio de Salud de la Nación. Por qué no es momento de relajar los cuidados, según los expertos.
Los casos de COVID-19 aumentaron de manera exponencial en las últimas semanas en el país. Y si bien desde el Ministerio de Salud de la Nación, la propia titular de la cartera, Carla Vizzotti, se encargó de aclarar que no se prevén nuevas restricciones sanitarias, en línea con lo que aseguraron sus pares de la provincia de Buenos Aires, Nicolás Kreplak, y de la Ciudad de Buenos Aires, Fernán Quirós, admitió que “estamos empezando una cuarta ola de COVID-19 en la Argentina″, aunque aclaró que el país se “encuentra en una situación totalmente distinta”.
Durante los últimos 14 días, los casos de personas que fueron diagnosticadas con la infección por SARS-CoV-2 en la Argentina aumentaron el 182% si se consideran los reportes por inicio de fecha de síntomas, según los datos abiertos de la cartera sanitaria nacional.
Lo cierto es que desde que el parte diario de situación epidemiológica pasó de ser diario a semanal, entre otros indicadores a la baja, por el descenso de casos de COVID-19 en el país, el número de nuevos contagios pasó de 8.387 en el primer reporte semanal del 17 de abril a 33.989 en el de ayer domingo.
Asimismo, y dado que junto con la menor frecuencia de partes se modificó también el criterio de testeo y sólo se realizan en personas priorizadas por la posibilidad de que desarrollen complicaciones y requieran hospitalización, cabe la posibilidad de que el crecimiento de los casos de personas con la infección sea aún mayor ya que no todos los afectados con síntomas ahora se someten al test de PCR.
En ese sentido, la positividad -que es la cantidad de testeos que resultan positivos del total que se realizan cada semana- también está en alza y ya supera el 25%. Es decir, que 1 de cada 4 personas que se testea en la Argentina hoy es diagnosticada con el COVID-19.
Así las cosas, los especialistas enumeran una serie de variables por las que, si bien el SARS-CoV-2 pasó de saturar al sistema sanitario a ser un virus que se encuentra en “vigilancia epidemiológica”, no es momento de relajar los cuidados.
1- Las nuevas variantes más transmisibles
En estos momentos, la subida de la curva de casos a nivel local estaría siendo motorizada por la circulación de la subvariante de Ómicron BA.2 del coronavirus y por otros sublinajes -como Ómicron BA.4 y Ómicron BA.2.12.1- que se identificaron en el país recientemente.
En la mirada de la directora nacional de Epidemiología e Información Estratégica de la cartera sanitaria, Analía Rearte, “era sabida esta suba de casos, ya que la variante Ómicron, y principalmente BA.2, que es la que está impulsando los contagios en el AMBA, son variantes tremendamente transmisibles”.
En la misma línea, para el médico infectólogo Lautaro De Vedia (MN 70640) “indudablemente es posible que haya subvariantes de Ómicron que están impulsando los nuevos contagios”. “Se preveía que para mayo o junio podía haber un pico de casos, pero lo que se está viendo de todos modos es que se trata de casos de escasa gravedad, con poca tasa de internación, bajo ingreso a unidades de terapia intensiva y por ende baja mortalidad”, aseguró.
Y con ellos coincidió el médico infectólogo Ricardo Teijeiro (MN 58065), para quien “se sabía que iba a haber un aumento de circulación por estas nuevas subvariantes en los meses de frío en el país porque lo mismo pasó en el hemisferio norte”.
2- El ritmo de vacunación no es el ideal
Con el relajamiento que la baja de casos había generado en la sociedad, sumada a la fatiga pandémica, de la que la propia Organización Mundial de la Salud (OMS) dio cuenta en un reciente documento, las tasas de vacunación en el país no son las que debieran a esta altura de la pandemia.
Para el senador provincial por Corrientes, contador y experto analista de datos Martín Barrionuevo, “evidentemente los cuidados tienen que seguir, y fundamentalmente se debe avanzar en la vacunación de los grupos de riesgo. La manera más fácil de prevenir es vacunarnos y no se está haciendo como se debiera”.
Y tras reconocer que “es cierto que hay un nivel de inmunidad adquirida de manera natural por los muchos contagios del verano y es probable que eso ayude a que el impacto de una nueva ola no sea tan fuerte”, el senador destacó que “eso nadie lo puede asegurar”.
En opinión de la médica infectóloga María Cecilia Niccodemi (MN 105624) “en las personas que se vacunaron en las últimas dos semanas en que se aceleró el ritmo de vacunación la inmunidad se va a ver reforzada a los diez días de haber recibido la dosis”. Por lo que, según ella, “seguramente la baja de la circulación del virus una vez superada la ola Ómicron se tradujo en baja del ritmo de vacunación, la inmunidad disminuyó, y eso sumado a las pocas medidas de cuidado justifica lo que está pasando ahora”.
“Los casos de COVID-19 están aumentando por diferentes factores. Hay un ritmo lento de la vacunación con las dosis de refuerzo y se sabe que tener aplicadas solo dos dosis de vacunas hoy no es suficiente frente a la exposición ante la variante Ómicron y sus sublinajes, que son más transmisibles”, aseguró a Infobae el médico infectólogo Eduardo López (MN 37586).
3- ¿Las nuevas variantes evaden a las vacunas?
Consultado por este medio, el doctor en física, investigador del Conicet y secretario de Planeamiento de la Universidad Nacional de Hurlingham Jorge Aliaga, sostuvo que según una reciente publicación de la revista Science, “las nuevas versiones de Ómicron son maestras de la evasión inmune”.
“Todavía no está claro si las nuevas subvariantes causarán otra ola global de COVID-19. Pero al igual que las versiones anteriores de Ómicron, tienen una capacidad notable para evadir la inmunidad de las vacunas, infecciones previas o ambas, un presagio inquietante para el futuro de la pandemia y una complicación potencialmente grave para los desarrolladores de vacunas”, asegura el artículo.
Aliaga remarcó que “en Europa y los EEUU cuando esas variantes se hicieron predominantes los casos subieron, saliendo del invierno”.
4- El frío y la menor ventilación
Las bajas temperaturas de las últimas semanas invitan a pasar más tiempo puertas adentro, y llevan a que muchas personas olviden la necesidad de ventilar los ambientes.
Para Aliaga, “no se aprovecha todo lo aprendido sobre los cuidados que se adoptaron en 2020. Como el mensaje que se quiere transmitir es que esto ya terminó y volvimos a la normalidad, se obvia reforzar la idea de ‘salgamos de esto habiendo aprendido que, por ejemplo, en ambientes cerrados hay que tener ciertos cuidados’”.
“Acá además estamos entrando, y el mensaje, tanto de los gobiernos como de los medios de comunicación es que ya no hay riesgo, y en consecuencia la gente no ventila los ambientes, y no usa barbijo aun estando cerca de otros y en lugares cerrados. La suba es lo esperable”, consideró el especialista.
Es que a medida que transcurre la actual pandemia de coronavirus una de las cosas que se aprendió es que el SARS-CoV-2 es un virus que principalmente se contagia vía aérea, por lo que resulta muy importante ventilar los espacios cerrados.
En la misma línea, uno de los cuidados fundamentales que deben tenerse en cuenta y no relajar en la vida cotidiana es el uso del barbijo o tapaboca, incluso en los lugares donde ya se levantó la obligatoriedad. Según los especialistas, en espacios cerrados y con más personas alrededor, es una de las medidas de prevención más efectivas.
“Las temperaturas más bajas favorecen las reuniones en lugares cerrados y aumenta el riesgo de transmisión del virus -enfatizó López-. Y hay personas que ahora adhieren menos a los cuidados de prevención como el uso del barbijo”.
5- No todo es COVID: otras enfermedades respiratorias
La actual suba de casos de coronavirus en el país, llega en coincidencia con el aumento de la circulación de los otros virus estacionales que aumentan su circulación en esta época del año, y a los que las medidas de cuidado frente al COVID habían mantenido a raya los últimos dos inviernos.
Todas patologías con igual forma de contagio: mediante secreciones respiratorias que se expelen al hablar, gritar, toser, estornudar.
En la Argentina, las enfermedades con mayor incidencia en la población durante los meses de frío son la gripe, la neumonía, la bronquiolitis y el resfrío, entre otros.
La médica infectóloga Leda Guzzi, miembro de la comisión de comunicación de la Sociedad Argentina de Infectología (SADI), explicó, en diálogo con Infobae, que “el barbijo es una herramienta útil para la prevención del COVID-19 y de otras enfermedades, como la gripe, que circulan más durante el otoño y el invierno”, por lo que destacó: “Seguimos recomendando el uso del barbijo en los espacios interiores”.
Es que más allá del coronavirus, es en los meses fríos cuando se presentan las condiciones ambientales que facilitan la propagación de varios virus que, al complicarse, pueden causar infecciones respiratorias de origen bacteriano. Estas condiciones son el encierro, la mayor cercanía física de las personas, la falta de ventilación de los ambientes y algunos sistemas de calefacción.
Para protegernos de las enfermedades este otoño e invierno, los especialistas recomiendan:
1- Abrigarse bien al salir a la calle
2- No llevar bebés recién nacidos a lugares con grandes aglomeraciones
3- Evitar fumar cerca de otras personas, especialmente niños
4- Mantener una correcta higiene de manos usando agua y jabón o gel
5 -Incorporar alimentos que contienen vitaminas A y C para ayudar a fortalecer el sistema inmunológico
6- Ventilar las habitaciones cada día para que el aire se renueve
7- Beber suficiente agua y líquidos. Así las fosas nasales no se resecarán
8- Usar barbijo en lugares concurridos y cerrados
9- Favorecer la lactancia materna, puesto que ayuda a proteger al menor de la bronquiolitis
10- Evitar el contacto con personas enfermas