Aquí, los puntajes de los jugadores argentinos en la durísima derrota por 6-1 ante España, en Madrid. A todas luces, el peor partido desde que arrancó el ciclo de Jorge Sampaoli y que siembra dudas con vistas al Mundial de Rusia 2018.
Sergio Romero: sin calificación; salió lesionado a los 21 minutos del primer tiempo y fue reemplazado por Caballero.
Willy Caballero (3): tuvo que salir a jugar con el partido 1-0 abajo por la lesión de Romero y en la primera llegada de España, el seleccionado recibió el segundo gol. Completó una estadística curiosa: los cinco remates españoles que fueron entre los palos, mientras que él estuvo en la cancha, se tradujeron en goles. Había mostrado solidez, temple y jerarquía en su debut ante Italia y ahora quedó retratado al igual que todo el equipo. De todas maneras, sigue siendo candidato a integrar la lista del Mundial.
Fabricio Bustos (3): quedó completamente superado por el contexto, por el rival y particularmente por los delanteros que debió marcar: Isco, autor de 3 goles, y Asensio cuando apareció por su sector. Estuvo muy desprotegido en la zona, no tuvo ayudas y pagó el precio de la inexperiencia.
Nicolás Otamendi (3): muchas veces no le queda alternativa que multiplicarse y jugar por todos en la última línea. Más en noches así, ante rivales de fuste. Muy solo para luchar contra Diego Costa y todos los que llegaban con pelota dominada. En el segundo tiempo entró en el desacople general y cometió errores impropios de un defensor de su jerarquía. Quedó muy expuesto en algunos goles como el resto de los defensores, ante el vendaval español.
Marcos Rojo (3): fue su primer partido en el ciclo de Sampaoli y su rendimiento resultó bajísimo; no estuvo para nada a la altura de un partido de este nivel. Le crea un problema al entrenador, porque Sampaoli confiaba en él como una posibilidad fija de ser segundo central en el Mundial.
La desolación de Mascherano y Rojo, dos históricos Crédito: Fernando Massobrio
Nicolás Tagliafico (4): bajó mucho su nivel respecto del partido contra Italia. Al revés del encuentro en Manchester lo atacaron mucho por la franja izquierda y a veces padeció el 2-1 que le hacían los rivales. Además, participó poco en ataque.
Javier Mascherano (3): volvió a jugar en la posición de 5 después de un año y tuvo una actuación muy deficiente, a tono con el equipo en general. Quedó retratado en el primer gol al perder una pelota de salida que le robó Iniesta. No estuvo acertado en la presión ni tampoco participó mucho con el balón en los pies. El cambio de Sampaoli lo expuso porque se produjo durante la derrota parcial por 4 a 1.
Lucas Biglia (4): se mostró lento para hacer rodar la pelota, no encontró a ninguno de los volantes que se movían por su lado y bailó al son de la sinfónica española. Así, quedó disimulado su gran partido ante Italia.
Lucas Biglia encabeza el regreso al vestuario; un partido irrescatable Crédito: Fernando Massobrio
Giovani Lo Celso (4): fresco, atrevido, intentó de entrada tomar el juego de Argentina y generó la mejor jugada ofensiva del seleccionado, la que nace de una salida suya por el centro y que desperdició Pipa Higuaín a los 7 minutos del primer tiempo. Se movió por la derecha, por el medio y la izquierda y se fue apagando hasta terminar diluyéndose, a pesar de completar los 90 minutos.
Ever Banega (3): perdido, sin respuestas anímicas ni futbolísticas para un encuentro de tanta categoría. Volvió a demostrar que las dudas que se posan sobre él tienen fundamento. Nunca logró entrar en el partido y corrió y jugó siempre al mismo ritmo; ni siquiera supo leer que Argentina se enseñaba vulnerable en muchos sectores. Significó un paso atrás en su pretensión de ser el armador del equipo.
Maximiliano Meza (6): fue una aparición sorpresiva en un contexto así. Debutó y fue por lejos el mejor jugador del equipo. Corajudo para pelearle incluso en el cuerpo a cuerpo y plantársele a Sergio Ramos, una leyenda que cumplía 150 partidos con la selección de España. Fue quien le tiró el centro que falló Higuaín y armó una buena pared con Lo Celso, que terminó raspando Ramos cuando el seleccionado estaba a punto de definir. No dejó de intentar en ningún momento, jugó los 90 minutos y se ganó su aspiración de estar en la lista definitiva de 23 para el Mundial.
Gonzalo Higuaín (3): Recordó aquellas noches muy flojas de él vistiendo la camiseta argentina. Como en un deja vu, contó con una situación clarísima para definir ante De Gea pero volvió a fallar. Le había pasado también con Italia, pero después de este último error se vienen enseguida a la memoria las imágenes de las tres finales perdidas del seleccionado en las Copas América y el Mundial de Brasil 2014. A diferencia del amistoso en Manchester, no tuvo la entrega de aquel partido y se sintió más incómodo. Encontró poco el juego y fue reemplazado junto con Mascherano y Banega cuando Argentina ya perdía 4-1.
Los que ingresaron
Cristian Pavón (5): intentó desbordar por un lado y por el otro, pidió la pelota, pero no pudo imponerse dentro de una Argentina completamente desdibujada.
Lautaro Martínez (5): le tocó entrar dentro de un escenario muy desfavorable, en el 4-1 y en reemplazo de Higuaín. Se fajó con Sergio Ramos en un par de jugadas pero no tenía manera de él ni el equipo lo que era ya una sentencia. Para él, debutar en este contexto fue una circunstancia negativa.
Además, sin calificación, entraron Gabriel Mercado, Pablo Pérez y Marcos Acuña-
“Me preguntaste diez veces a qué jugadores querías que pusiera y a cuáles no, y nunca te di un nombre“, le habría dicho el capitán al ex entrenador. Fue en el momento más tenso de Rusia 2018.
Tras la dura derrota ante Croacia, la Selección argentina que disputó el Mundial de Rusia 2018 pasó las peores horas de su historia reciente. Hubieron audios de WhatsApp viralizados, rumores de renuncias y hasta el miedo de tener los teléfonos pinchados.
El periodista Ariel Senosiain escribió un libro donde revela lo que se habría hablado entre Jorge Sampaoli y los jugadores de la Selección Argentina. Una reunión habría sido impulsada por los jugadores y el diálogo fue más que fuerte.
EL TEXTO DEL LIBRO EL MUNDIAL ES HISTORIAS”
“Los futbolistas citaron a una reunión al técnico y dos de sus ayudantes. Los hijos querían retar al padre. Allí fueron Jorge Sampaoli, Sebastián Beccacece y Lionel Scaloni.
En no más de quince minutos, escucharían una larga lista de reclamos: las pruebas, la inseguridad, las formaciones, los cambios, las acusaciones, sus peleas, sus nervios.
“Si estás nervioso, el jugador lo percibe. Si el jugador no te cree es imposible que después puedas lograr algo tan importante como una organización colectiva”. Sampaoli lo había dejado escrito.
El discurso del plantel, encabezado naturalmente por Mascherano y Messi, apuntó justamente a la pérdida de credibilidad: “No nos llega lo que decís. Ya no confiamos en vos. Queremos tener opinión”. Lo primero que surgió en Sampaoli fue la sorpresa: “¿Opinión en qué?”
-En todo.
-¿Y ustedes van a armar el equipo, dirigir los entrenamientos, todo?
Messi apuntó especialmente: “Me preguntaste diez veces a qué jugadores querías que pusiera y a cuáles no, y nunca te di un nombre. Decime adelante de todos si alguna vez te nombré a alguien”.
En la sala, además de los veintitrés jugadores y los tres integrantes del cuerpo técnico, estaba presente Claudio Tapia. El presidente de la AFA sabía de antemano lo que le dirían al entrenador, a quien sólo le dijo “tenés que ceder”.El inicio de la reunión tuvo una contundencia claramente mayor a la del final. La conclusión fue el consenso. Que el técnico se enfocara y no alterara. Y que los escuchara, prácticamente lo que había querido hacer en otros momentos.
Sebastián Beccacece pensó en renunciar. Sólo lo frenó el pedido de Tapia a su representante Cristian Bragarnik: “Decile que por favor no se vaya, es al que los jugadores escuchan”. Beccacece, incluso, le advirtió a Sampaoli que un entrenador no podía bancarse todo.
¿Un estadio mundialista convertido en un mercado de pulgas? Vladimir Putin lo dijo claramente: “No categórico”. Y para los gobernadores de las regiones anfitrionas del torneo, el problema comienza. Una semana antes del arranque de la Copa del Mundo 2018, el presidente ruso pidió a las autoridades locales que usaran “con inteligencia” los nuevos estadios construidos a un gran costo para el evento.
“Quiero advertir a mis colegas de inmediato: no debemos permitir que estos lugares se conviertan en mercados al aire libre, como vimos en el estadio deportivo de Moscú a mediados de la década de 1990″, dijo en su sesión anual televisada de preguntas y respuestas.
Al otro lado de la pantalla, los gobernadores de las once ciudades del Mundial 2018 se tensaron, incluido el de Saransk, Vladimir Volkov, quien propuso convertir el estadio de su ciudad en un mercado. Para los fanáticos que compraron su boleto para la final entre Francia y Croacia en el estadio Moscovita en Luzhniki, es difícil imaginar que el local deportivo de 80.000 asientos se convierta en un mercado de pulgas.
Construido en 1956, este estadio, el más famoso del país, fue renovado en 2017 con un costo estimado de 24 mil millones de rublos (USD 388 millones a la tasa actual). Fue sede de siete partidos de la Copa del Mundo 2018, incluyendo la apertura y la final del domingo. Pero el coloso tuvo días más oscuros, especialmente en la década de 1990, cuando el país se sumió en una profunda crisis económica. Para el estadio al borde de la bancarrota, la única solución para rescatar las cajas era alquilar parcelas a los vendedores ambulantes, que montaban sus puestos en la cancha.
Hasta 2011, cuando las autoridades clausuraron el mercado, el estadio Luzhniki fue, para muchos rusos, un amargo símbolo de la depresión económica del país tras la caída de la URSS.
Gianni Infantino y Vladimir Putin en el Fisht Stadium antes del inicio del Mundial de Rusia (Reuters)
Si el moscovita Luzhniki puede tener la esperanza de no volver a vivir ese momento, otros once estadios se encuentran lejos de los centros neurálgicos del país; como el Mordovia Saransk Arena, ubicado en una zona conocida por sus centros penitenciarios.
Solo seis de los estadios construidos tienen equipos de fútbol jugando en la Premier League rusa. Esta categoría atrae solo a 13.000 espectadores por juego; los estadios más pequeños construidos para la Copa del Mundo tienen una capacidad de 44.000 asientos. Los otros tienen equipos que juegan en divisiones inferiores, donde el número promedio de espectadores por juego es de 2.029.
En un intento de suscitar más interés por parte de los seguidores, el FC Mordovia Saransk pasó de la tercera a la segunda división. Y al estadio de Sochi (sur), que no tenía ningún equipo asignado, se le asignó uno en junio.
El Zenit Arena es uno de los estadios más grandes y será utilizado por el club más importante de la ciudad
Costos y cifras
Los costos de mantenimiento de los estadios se estiman en 86 millones de euros por año (USD 100 millones), según dijeron las autoridades regionales al diario ruso Kommersant. El Gobierno ruso contribuirá con al menos 172 millones de euros (USD 200 millones), pero esta suma debe compartirse y se pagará en cuotas durante cinco años.
“Cuando diseñamos el estadio, planeamos incluir muchas opciones para hacerlo económicamente viable“, dijo el ministro de Deportes de Samara, Dmitry Chliakhtin. “Pero ahora no entendemos realmente cómo se puede lograr esto”.
Para enfrentar estos desafíos, los estadios están considerando soluciones integrales: el de Nizhny Novgorod pasaría a formar parte de una clínica médica.
El gobernador de Kaliningrado quiere crear un área de libre comercio alrededor del estadio, mientras que en Ekaterimburgo, las gradas temporales serán desmanteladas, reduciendo la capacidad del estadio a 12.000 asientos, para que sea más barato mantenerlo.
Rusia espera que estas iniciativas eviten seguir el ejemplo de estadios abandonados en Brasil después de la Copa Mundial 2014.
Un repaso por todos los estadios y sus posibles destinos
Luzhniki Stadium
78.000 asistentes (AFP)
Será utilizado para conciertos y otros eventos, además de que será el escenario del seleccionado que suele jugar como local alrededor de cinco veces al año.
Otkrytie Arena
45.000 espectadores (AFP)
Seguirá siendo la casa del Spartak de Moscú , uno de los equipos más importantes del país y que milita en la Premier League rusa.
Kazán Arena
45.000 asistentes
Está diseñado para albergar diferentes eventos. Además, será el estadio en el que se presente como local el Rubin Kazán.
Fisht Stadium
43.000 espectadores
Pasará a ser el escenario del Sochi, de la segunda división, que era antes el Dynamo de San Petersburgo.
Saint Petersburg Stadium
67.000 espectadores (Reuters)
Fue el más caro de todos los estadios, con costos de construcción que ascendieron a más de mil millones de dólares. Aquí jugará el Zenit de San Petersburgo.
Ekaterinburg Arena
35.000 mil espectadores (AFP)
La capacidad se reducirá hasta 25.000 y seguirá siendo el estadio del Ural, de la Premier League rusa.
Kaliningrad Stadium
45.000 espectadores (AFP)
La administración de la ciudad planea construir escuelas de fútbol y oficinas de organizaciones deportivas alrededor del estadio, ya que no existe un equipo en la primera división en la ciudad.
Nizhny Novgorod Stadium
45.000 espectadores (AFP)
El equipo local está en la segunda división, pero en la ciudad buscan inversores extranjeros para reutilizar el estadio para otros eventos.
Rostov Arena
45.000 espectadores (Reuters)
El Rostov, el club local, jugó la Liga de Campeones hace dos años ante equipos como el Bayern Munich, pero tendrá dificultad para llenar un estadio con capacidad para 45.000 personas.
Samara Arena
45.000 espectadores (Reuters)
La ciudad aún no decidió en qué reconvertir el estadio, y el tema está en discusión. Lo que es claro es que la localía del pequeño Krylya Sovetov no será suficiente para su financiación.
Mordovia Arena
45.100 espectadores (Reuters)
El inicialmente llamado Estadio Yubileyniy, de la ciudad de Saransk, podría convertirse en un centro comercial, ya que en la ciudad no hay un club en primera división.
Volgograd Arena
45.500 espectadores (Reuters)
La ciudad no tiene un equipo en primera división y debate en qué reconvertir la megaobra que costó 260 millones de dólares.
El desafío arbitral en el Mundial de Rusia 2018 pasó un filtro de 64 partidos. La estadística nos indicará que solamente vimos 4 tarjetas rojas y 219 amarilla, lo que equivale a un promedio de casi 3,5 por encuentro. Bélgica y Panamá fue el encuentro en e que más tarjetas se mostraron y los árbitros corrieron un promedio de 12 km.
Además, fue el Mundial donde más goles se produjeron con balones parados, el que más penales se sancionaron y no se registraron conductas violentas. Encuentros en que el silbato del árbitro no se escuchó hasta el minuto 20, la estrategia y los jugadores acompañaron en el juego limpio.
Andres Cunha (REUTERS)
Un Mundial donde los jueces sudamericanos dirigieron 5 de los 8 cotejos más trascendentes del torneo. Néstor Pitana estuvo a cargo de la apertura, de los cuartos de final y de la final; Andrés Cunha, de la semifinal, y Sandro Ricci, en cuartos de final.
Son estadísticas que por sí solas tienen un valor, pero la realidad pesó más por haber estado en presencia de un Mundial en el que los árbitros cumplieron con lo que se trabajó durante los últimos tres años, junto a una Comisión de Árbitro presidida por Pierluigi Colina y un director del departamento a cargo de Massimo Busacca.
Miguel Scime junto a Massimo Busacca
Premisas, la protección de los futbolistas sobre el juego brusco grave,
sacrificio físico, posicionamiento dinámico y estático, coherencia,
uniformidad en los procedimientos, lectura del juego, la comprensión de
diversas mentalidades de los jugadores y sus improntas, hacer prevalecer
el sentido común a la hora de interpretar las reglas del juego y aprender a
trabajar en equipo con el VAR.
Un Mundial que nos dejó el más bajo promedio en tarjetas disciplinaria de las últimas ediciones y ninguna conducta violenta. Por supuesto, hubo disposiciones fundamentales para que se lograra un éxito desde el punto de vista arbitral en el Mundial: la preparación previa fue la más adecuada.
La primera decisión en llevar a los árbitros con mayores experiencias,
colegiados que van por segunda y tercera vez, no como venía ocurriendo con gente joven y que afrontaba su primer Mundial.
Segundo, las designaciones por condiciones técnicas y no geopolíticas. Por eso, vimos un argentino dirigiendo a un país limítrofe como Uruguay.
Tercero, designar en la final a un árbitro consustanciado solamente en el
agrado de la Comisión arbitral.
(Reuters)
¿Pero la fórmula del éxito fue eso solo?
No, seguramente se pudo llevar a cabo porque se encontró un gran aliado,
el VAR y sus 33 cámaras, de las cuales ocho permitieron grabación
superlenta; cuatro, ultra lentas y dos a determinar el fuera de juego. Todas estuvieron a disposición exclusiva del equipo del VAR, que contó con dos
cámaras adicionales detrás de cada arco para la final.
Las de cámara lenta fueron para comprobar el punto de contacto en una
infracción física o el lugar y quién lo inició. Las de velocidad normal, para
juicios subjetivos, intensidad de la falta y el contacto del balón con la mano.
Con esta unión de humano-tecnología que se instauró por primera vez, se logró que los árbitros tengan mejor oportunidad, ser asertivos a la
hora de definir y darles una nueva procedencia de emendar un error.
Jugadores que sabían que no era solo un árbitro y sus dos asistentes los que
los controlaban sino 33 ojos más. Directores técnicos que conocían que cada jugada con balón detenido y las marcaciones hombre a hombre podían terminar en faltas por la asistencia del VAR.
Todo eso hizo un combo para que califiquemos a este Mundial, desde el punto de vista arbitral, como el mejor, el que logró que los árbitros no hayan estado en el ojo de la tormenta e hicieran justicia deportiva.
(REUTERS)
Podremos seguir discutiendo si hay que aplicar o no la tecnología, pero lo que debemos reconocer que para los árbitros es una herramienta fundamental que lo ayuda a controlar lo que el cuerpo y sus sentidos no le permiten.
Se deberá seguir trabajando y aunque se ganó en experiencia, seguramente existirán cambios en algún protocolo. Sin embargo, el primer paso se dio y bienvenido dirán los árbitros cuando le preguntan acerca del VAR.
Si al Mundial de Brasil 2014 se valoró la implementación del aerosol, en Rusia 2018 fue el VAR el que cumplió por lejos las expectativas.
Se terminó la Copa del Mundo Rusia 2018 y a la hora de realizar un examen arbitral se podrá decir con seguridad que fue uno de los mejores. La Comisión de Árbitros de la FIFA seguro que sacará sus conclusiones y aportará mejoras, pero ya no hay dudas de que el VAR vino para quedarse y deberemos aprender que su aporte nos ofrecerá “Una nueva oportunidad al equipo arbitral”.